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Adiós a la Champions… y a Europa (0-3) | ||||||
Dos goles del Touré y uno de Baliotelli entierran las últimas esperanzas del Villarreal | ||||||
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El Submarino se despide de la Champions tras acarrear su cuarta derrota consecutiva en la competición. No estuvo a la altura de su rival, un Manchester City que tiro de calidad para deshacerse sin excesivos problemas de los amarillos y colocarse en puestos de octavos de final tras la derrota del Nápoles. ► Gonzalo: “El equipo lo dejó todo en la cancha”
Y eso que comenzó achuchando en los primeros instantes del encuentro. Joselu, que debutaba en la Champions y además lo hacía como titular, entraba en detrimento de la última baja del Villarreal Bruno, que obligaba a Borja Valero a formar en la medular junto a Marchena. El canterano tuvo la primera del encuentro tras recibir un gran pase de De Guzman que le situaba solo ante Hart, pero su control fallido deba ventaja al guardameta para desmontar la acción de peligro. Ésta y un tiro dócil de De Guzman rozando el 45 serían las únicas oportunidades de las que dispondría el Villarreal en la primera mitad. A parte de esto, carne de cañón. De nuevo volvió a sentirse como un juguete en manos de su rival. El Manchester tocaba y tocaba mientras elaboraba su primer gol. El primer tanto salió de las botas de Silva. El canario asistió a Yaya Touré en el balcón del área para que, después de un efectivo recorte a Gonzalo, cruzara el balón al poste izquierdo de Diego López sin que el arquero amarillo tuviera ocasión para evitar el primero de la noche. Luego, el ManCity se entrenó como si los jugadores del Villarreal de conos se trataran. Tocaba y tocaba sin excesiva presión de su rival, porque cuando el Submarino decidía mostrar un poco de inquietud, lo hacía con descaro y desorganizadamente, y así únicamente consiguieron agotarse tempranamente. Al filo de la primera, Musacchio derribaba a Baliotelli en el interior del área. El italiano sería el encargado de anotar el segundo en el marcador. En el segundo acto más de lo mismo. Un auténtico monólogo de los celestes. Ni siquiera se esforzaban en llegar a la portería rival. Sólo en aguantar el balón. Borja Valero con un tiro mordido y Wakaso muy desviado, el único peligro de los locales en los últimos 45 minutos. Y así, jugando y jugando, el City lograba improvisadas contras que pronosticaban el tercero a domicilio. Como no, del mejor del partido. Buen pase de Nasri buscando a un solitario Baliotelli para que éste le brindara un balón a Yaya Touré que venía de segunda línea y, después de dejar a un lado a Catalá con un buen recorte, colocaba el balón al palo del portero engañando a Diego López. 0-3 y adiós a la Champions… y a Europa. En los últimos instantes el juego de los locales comenzó a ser más fluido, en parte porque Mancini ordenó a los suyos cerrar líneas para no acusar imprevisto alguno. Ni aun así los pupilos de Garrido consiguieron inquietar a Hart en la recta final. Con el pitido del árbitro, la afición del Villarreal abucheó tanto al Kun Agüero como a sus propios jugadores. Se acabó lo que se daba en Europa. Ahora, a centrarse en la Liga para volver a intentar la utopía europea la temporada que viene. Posiblemente, lo único positivo que se puede sacar de todo esto. |
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.
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