Miles de egipcios se ha vuelto a reunir en la plaza de Tahrir de El Cairo para protestar contra el
Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, el Gobierno militar, en lo que
podría ser, según los activistas, el día con mayor afluencia tras una
semana de protestas.
Las manifestaciones, que se suceden desde el pasado viernes,
fueron convocadas ante la falta de avances en la transición hacia la
democracia y los abusos cometidos por el Ejército desde que asumió el
poder tras la caída del expresidente Hosni Mubarak el 11 de febrero de
este año. Al menos 41 personas han muerto desde el sábado por la
represión de las fuerzas de seguridad.
Varias ciudades egipcias ha sido escenario de los enfrentamientos
entre el Ejército y la Policía antidisturbios y los manifestantes. La
plaza Tahrir y las calles de alrededor se han visto ocupadas por la
violencia con los concentrados tirando piedras y las fuerzas de
seguridad respondiendo con bolas de plástico. Algunas organizaciones de
Derechos Humanos denuncian que han utilizado munición real.
Los activistas convocantes de la marcha de hoy han pedido que un
millón de personas acudan al "viernes de la última oportunidad". Los
viernes, día religioso entre los musulmanes, es cuando se han
experimentado más afluencia en las protestas convocadas en las revueltas
de este año en Oriente Próximo y el norte de África.
Ahmed Mohey el Din, un dentista de 27 años que ha acudido este
viernes a Tahrir explicó: "Hemos venido a poner voz a nuestro rechazo
sobre las maniobras del Consejo militar y hacer hincapié en nuestras
demandas de entregar el poder a un consejo presidencial civil y un
gobierno de salvación nacional con plenos poderes".
"El número (de manifestantes) crecerá después del rezo ya que
esperamos que varias marchas procedentes de varios distritos de unan a
las protestas en la plaza", señaló.
El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas anunció este viernes que
ha designado al exprimer ministro entre 1996 y 1999 Kamal Ganzouri como
nuevo jefe del Gobierno "con plenos poderes". En conversación directa
con Reuters, Ganzouri explicó que "todo se explicará después".
Tras la confirmación de su elección, produjo nuevos cánticos entre
lso manifestantes: "Nos trajeron a un ladrón y nombraron a otro
ladrón".
Mohamed Abdel Kerim, estudiante universitario, señaló que la
designación de Ganzouri pretende dividir a los manifestantes. "No
queremos a nadie del anterior régimen y queremos plenos poderes para el
nuevo gobierno", comentó.
Entre las charlas informales de los concentrados, aparecen tres
nombres que podrían ser aceptados como primer ministro: el izquierdista y
líder del Partido Dignidad, Hamdeen Sabahi, que ha anunciado su
intención de presentarse a las elecciones presidenciales de Egipto; el
islamista de los Hermanos Musulmanes Abdel Moneim Abul Futuh, o el
exdirector de la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA)
Mohamed el Baradei.
"Existe un consenso en Tahrir sobre la elección de Sabahi, Abul
Futuh y El Baradei como los políticos y tecnócratas más adecuados para
formar gobierno", explicó Amr Salah, uno de los congregados. "Existen
grandes reticencias a Ganzouri en Tahrir.", señaló.
Algunos activistas criticaron en las redes sociales la elección de
Ganzouri por pertenecer a la época de Mubarak, asegurando que los
faraones eran mejores alternativas. "Tutankamón es más adecuado porque
pertenece a la juventud", señaló un activista en referencia al joven
faraón.
El Baradei se ha unido este viernes a las protestas en Tahrir
antes de dirigirse al hospital instalado en la mezquita Omar Makram,
cerca de la plaza. Ante la presión de los convocados que pretendían
hablar con él, el exdirector de la AIEA ha abandonado el lugar, según el
diario 'Al Ahram'.
Según el periódico británico 'The Guardian', también ha acudido a
las protestas de este viernes en la plaza de El Cairo Wael Ghonim, uno
de los trabajadores de la empresa Google en el país, que se convirtió en
uno de los principales bloggers y activistas prodemocracia del país
tras permanecer varios días en la cárcel antes de la caída de Mubarak.
El Ejército aseguró el jueves que sus actuaciones la última semana
pretendían impedir un derramamiento de sangre entre la población
egipcia. Además, pidió perdón a los familiares de las víctimas y ofreció
una serie de compensaciones para los heridos y los familiares de los
fallecidos, así como anunció la apertura de una investigación
independiente.
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