Es posible que para aquellos que llegan algo justos a final de mes se les esté haciendo bastante complicado poder hacerse con los últimos discos de sus grupos favoritos. Además los que recurren a las descargas por medio de páginas web de enlaces están viendo como cada vez es más difícil encontrar el enlace que les permita descargar música, ya que el control de los órganos legales sobre la información en la red cada vez es más pronunciado. La posibilidad que últimamente se está confirmando como una sólida opción para poder escuchar música cuidando el bolsillo a la par que respetamos las leyes anti-piratería es la de contratar los servicios de alguna compañía que ofrezca música en streaming, sin embargo pese al crecimiento de mercado que está experimentando este sector, hace poco pudimos saber que hasta 200 compañías discográficas han negado los derechos a Spotify. Claramente esta decisión tomada por STHoldings va a contra corriente, ya que ha quedado demostrado que las compañías que ofrecen servicios musicales en la red proporcionan buenos beneficios a largo plazo…
Es cierto que para los melómanos y coleccionistas más acérrimos, renunciar al formato tangible de la música supondría poner el grito en el cielo y que los ingresos que se pueden deducir de la manufacturación de un CD y sus correspondientes añadidos superan ampliamente los beneficios que puede generar ofrecer acceso a la música por medio del streaming. Pero en estos tiempos que corren, de no seguir la tendencia podríamos estar de que la música se convertiría en un bien de lujo al alcance de los verdaderos sibaritas de este arte, que sin embargo no representan a la mayoría, y además es la masa la que genera verdaderos beneficios y la que otorga popularidad a un grupo musical u otro.
Es curioso ver como en algunos aspectos, ciertos colectivos o individuos tienden a aislarse en plena era de la globalización.
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