| FICHA TÉCNICA | 88- Real Madrid: Llull (9), Rudy Fernández (0),Suárez (7), Mirotic (26) y Tomic (2) -quinteto inicial- Sergio Rodríguez (5), Pocius (12), Jorge Sanz (2), Begic (3), Carroll (17) y Reyes (7).
64 – Maccabi: Smith (7), Eliyahu (11), Langford (18), Ohayon (0) y Schortsanitis (9) –quinteto inicial--, Papaloukas (2), Hendrix (10), Blu (0), Pnini (3), James (4) y Burstein (0).
Parciales: 22-15, 26-25, 18-11, 22-13.
Árbitros: Guerrino Cerebuch (ITA), Robert Lottermoser (ALE) y Rustu Nuran (TUR)
Incidencias: Octavo encuentro correspondiente a la fase regular de la Euroliga, disputado en la Caja Mágica (Madrid) ante 11.482 espectadores. |
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Las dolorosas derrotas del pasado se
compensaron con una venganza a base de una mezcla explosiva de baloncesto:
certero juego ofensivo, sólidas defensas y máxima compenetración de todos los
implicados. El Real Madrid se sacudió los fantasmas del pasado y mostró sus
credenciales en Europa. No lo hizo ante un adversario cualquiera, sino ante el
Maccabi, el subcampeón de Europa. Fue un triunfo sobresaliente, con un Mirotic y
un Carroll en estado de gracia, justamente cuando Rudy Fernández disputó su
último encuentro en Madrid.
Muchos proyectos necesitan de triunfos de
altura, cuya repercusión trasciende las fronteras y alerta al resto de
competidores. Esto mismo consiguió el Real Madrid ante el Maccabi. No es su
cuarta victoria consecutiva en competición europea con la recompensa del
liderato, sino una formidable inyección de autoestima de cara al resto de
compromisos. Fue un triunfo por aplastamiento, merced a un mejor baloncesto, a
saber dominar todas las facetas del juego. Se trató de poner sobre la mesa la
candidatura a estar en la próxima edición de la final a cuatro. Si este Real
Madrid juega en ataque y defensa tan conjuntadamente, pocos adversarios estarán
en disposición de hincarle el diente.
No lo hizo el Maccabi no porque sus jugadores
no estuvieran con un día de cara, sino porque fueron aplastados por todos los
jugadores del Real Madrid. Se trató de una lección de baloncesto en toda regla.
Desde el primer segundo hasta el último. De principio a fin. Pero este triunfo
deja dos lecturas más; una esperanzadora y otra algo preocupante: este Real
Madrid tiene más sencillo sobrevivir sin Rudy Fernández (no anotó ningún punto
en 22 minutos) que sin Ibaka. Schortsanitis, un frondoso pívot griego puso en
más de un problema a sus homólogos en el Real Madrid. O al menos hasta que, en
la segunda parte, el resto del equipo ayudó más en la zona, porque no sólo Schortsanitis
daba dolores de cabeza.
Superado este problema (Schortsanitis cometió
su cuarta falta al poco de volver de vestuarios), sólo Langford (18 puntos)
inquietó a las huestes de Pablo Laso. Y esto resulta inofensivo cuando se está
hablando de todo un Maccabi. Así es complicado hacer frente a cualquiera. Y más
cuando enfrente estaba un Real Madrid en estado de máxima plenitud. Todo lo que
hacían les salía mejor de lo que aún pensaban conseguir. Y los problemas se
solventaban con soluciones prácticas, algo que no supo hacer un técnico tan
experimentado como David Blatt.
Mirotic y Carroll, dos ametralladoras
Porque nadie supo frenar a Mirotic, el hombre
del encuentro, el jugador sobre el que el Real Madrid debe edificar un proyecto
tras otro. El español de origen balcánico firmó una primera parte para
enmarcar, para recordar: 22 puntos en 20 minutos. Concluyó el encuentro con 26
y 33 de valoración. Y lo que es más importante: hacer un mate en la misma cara
de Schortsanitis. De esta forma, los blancos fueron construyendo sus primeras
ventajas: desde los 9 puntos en los suspiros finales del primer acto (21-12)
hasta los 12 alcanzados tras pasar el ecuador del segundo cuarto (37-25).
Las diferencias se quedaron en 8 en la marcha
a los vestuarios (48-40). Había encuentro, aunque rápidamente el Real Madrid se
encargó de cerrarlo tras una exhibición de juego de equipo durante el tercer
cuarto, donde si en ataque eran auténticos lobos a la yugular del Maccabi en
defensa era una historia semejante. Los 16 puntos de diferencia rápidamente se
subieron al marcador: 62-46. Y entonces, cuando el público ya festejaba el
recital del Real Madrid apareció Jaycee Carroll. No podía faltar. En toda
exhibición ofensiva está el estadounidense. Hizo, prácticamente, 12 puntos
consecutivos. La fiesta fue magnífica, Rudy se marchó con otra ovación, aunque
compartida con Mirotic y Carroll, los nombres más fuertes en el aplastamiento
que el Maccabi sufrió a manos del Real Madrid.
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