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Todas las noticias indignas de publicarse

New York Times acusa de violación a un joven futbolista de EEUU
Kathleen Parker
lunes, 30 de enero de 2012, 07:45 h (CET)
WASHINGTON -- La crónica publicada el viernes en el New York Times que prácticamente imputa el cargo y declara culpable de asalto con agravante sexual a un jugador de fútbol de 22 años de edad denunciado por una acusadora anónima debería de haber rezado como sigue:

"No tenemos absolutamente ninguna información de este rumor excepto lo que seis personas nos cuentan de forma anónima de este tío que se rumorea habría acosado sexualmente a esta chica. Se desconoce la identidad de ella o lo que dijo, o todo lo demás en realidad, pero su nombre es TAL y esto es lo que 'se dice' de él.

En su lugar, con autoridad renqueante, la crónica empieza con el nombre del joven caballero -- Patrick J. Witt, antiguo defensa del equipo de la Universidad de Yale -- y su anuncio el pasado otoño de que retira su solicitud de una beca Rhodes para poder jugar contra Harvard. El partido estaba previsto la misma jornada que las entrevistas académicas de la beca.

A continuación se nos cuenta que en realidad había retirado su solicitud de la beca después de que el Comité Rhodes hubiera tenido noticia "a través de canales oficiosos de que una compañera había acusado a Witt de acoso sexual". Y se dicta sentencia. Caso cerrado.

Pero en realidad, nadie parece saber gran cosa de nada, y nadie se está pronunciando desde una instancia oficial. Las únicas personas que están promoviendo este relato devastador y sórdido son "una media docena de personas (anónimas) con información de la totalidad o parte de lo sucedido". ¿De la totalidad o parte? ¿Cuál de las partes? ¿Como cuando dices "sabes de algún cotilleo jugoso últimamente?"(END ITAL)

Una declaración oficial la tarde del viernes en nombre de Witt niega cualquier vínculo entre la retirada por su parte del proceso de selección de las becas Rhodes y el supuesto acoso. Además, cuando Witt solicitó una investigación formal de las acusaciones, dijo que la universidad se había negado. "No se presentó ninguna denuncia, no se tomó declaración a ninguno de los implicados, y la petición por su parte? de una investigación formal fue denegada porque, como fue informado, no había nada de lo que defenderse oficialmente", según la declaración.

El New York Times desconocía al parecer estos datos, pero ¿no deberían de haberlos conocido antes de publicar la crónica? No es sino hasta el párrafo undécimo que el lector llega a descubrir a la media docena de fuentes anónimas. No es hasta el párrafo decimocuarto que el Times sí nos dice que "muchos aspectos de la situación siguen siendo desconocidos, incluyendo parte de los detalles de las acusaciones contra Witt; cómo respondió a las acusaciones; cómo se le dieron curso; y si las autoridades de Yale a cargo de la selección de solicitudes de las becas Rhodes -- incluyendo a Richard C. Levin, presidente de la universidad que firmaba la carta de recomendación de Witt -- tuvieron noticia de la queja".

Traducción: no sabemos nada de nada, pero de todas formas vamos a ir a por este tío.

Sin ningún dato objetivo, habría sido facilísimo llegar a la conclusión de que Witt retiró la solicitud de su beca Rhodes por ser culpable de algo, como insinuaba el Times. Pero esto habría supuesto dar por sentado algo apoyado en una acusación difundida por acusadores anónimos. No hay mucha más tela que cortar aquí, aparte de la roja, metafóricamente hablando, la que saca a la calle a multitudes en busca de sus antorchas.

También habría sido posible que Witt quisiera evitar el inevitable expediente y la humillación. Que la acusación de "acoso sexual", con independencia de lo que constituya eso, llegue a estar fundamentada alguna vez es irrelevante de cara al ataque inmediato y sustancial sin fundamento a la imagen de Witt.

A estas alturas los lectores habrán hecho la inevitable relación con el infame caso del jugador de lacrosse de la Universidad de Duke y la prisa de los medios de comunicación por emitir juicios cuando tres jóvenes blancos fueron acusados de violar a una bailarina erótica negra contratada para actuar en la fiesta del equipo. Los tres compañeros de equipo fueron exonerados de la acusación eventualmente, pero no antes de que sus vidas hubieran sido arruinadas por un fiscal impaciente por salir reelegido y una comunidad inclinada a creer lo peor de los chavales.

¿Alguien sabe al menos lo que constituye "acoso" según se utiliza en este caso? La definición de acoso puede oscilar desde "maniobras sexuales no solicitadas" a la violación que la mayoría entiende. Mientras estemos sacando deducciones apoyadas en acusaciones vertidas de forma anónima, inquisición con otro nombre, igual podemos llegar a la conclusión de que no hubo ninguna violación en este caso. La acusadora dio parte primero de lo que quiera que sucediera al "Centro de Educación y Respuesta a los Ataques y el Acoso Sexual" del centro, instancia que suena a Politburó, presentando más tarde una denuncia oficiosa al "Comité de Conducta Sexual de la Universidad". ¿Y por qué no llamarlo simplemente "Instituto Torquemada"?

Si la joven está convencida de haber sido acosada, sería de esperar que reciba la ayuda que precisa. Esto no es ninguna disculpa de comportamientos reprobables -- y no es ninguna condena a la acusadora de Witt. Es una súplica en defensa del respeto a la ley en favor de Witt y los que son acusados de forma comparable. Por encima de la interpretación de la presunción de inocencia de todo hijo de vecino, Witt ha sido declarado culpable de forma injusta por unos acusadores sin nombre y una prensa cómplice.
 
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