Frente al Banco Central Europeo, en un pequeño jardín verde, unas 30 tiendas de campaña crean una nueva imagen del centro de Frankfurt. Rodeados por rascacielos con los símbolos de grandes potencias financieras como el Deutsche Bank, UBS, Goldman Sachs, DZ Bank o Dekabank, los miembros de Occupy Frankfurt aguantan sus protestas.
Dicen sentirse seguros y que, pese a la vigilancia, nunca han tenido la sensación de haber tensión con la policía o el poder político. Ni siquiera cuando el campamento llegó a las 300 tiendas a finales de noviembre.
"Tenemos derecho a acampar aquí. Se trata de una ley alemana que permite el derecho a asamblea", explica Thomas, uno de los responsables de Occupy Frankfurt al diario portugués Ionline. "La licencia de este campamento fue pedida antes de noviembre y renovada en dos ocasiones. La policía viene, ve que todo está en orden y firma la licencia."
Jürgen Harter es la persona que más horas pasa en el campamento. Es quien firmó las licencias y, por tanto, quien debe permanecer siempre en él. Desde el 15 de noviembre se levanta todos los días a las cuatro de la mañana para ir en bicicleta a ducharse y tomar el desayuno con su mujer, en su casa. Después regresa al centro de Frankfurt donde trabaja como ingeniero en Deutsche Telekom.Al preguntarle por las motivaciones que le llevaron a ello, cuenta que es de una pequeña aldea llamada Messenhausen y pensaron que debía haber alguien representando al municipio.
Jürgen explica que eligieron mal momento para realizar una revolución. Frankfurt registraba 20 grados negativos hace un par de semanas. "El frío, después Navidad, la familia... Pensé que no resultaría". Pero el campamento continúa y es uno de los últimos campamentos en activo. "Es el mejor sitio del mundo para ocupar. No solo porque estamos ante el BCE, sino por todos los bancos del mundo que nos rodean."
La relación con las personas que trabajan en estos edificios es inevitable. "Estamos impresionados con estas personas. La mayoria saben que las cosas tienen que cambiar. Algunas nos ayudan, nos dan información."
Hace pocos días, fueron invitados a participar en una asamblea para colaborar con varios partidos políticos en la campaña para las elecciones locales de Frankfurt. "Al principio no sabíamos bien lo que queríamos, porque cada uno tenía sus ideas, pero en realidad son bastante simples: responsabilidad social."
La diferencia de este campamento con otros ya desalojadas es que, en esta ocasión, la policía nunca ha sentido desconfianza hacia las personas que lo ocupaban.
Con la ley actual, el campamento continuará hasta que sus miembros tengan fuerzas para mantenerlo vivo. Jürgen dice haber jurado permanecer en él hasta que hayan tiendas.
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