Utilizando el símil ciclista de la Grand
Boucle, en la téte de la course (cabeza de carrera) destaca un par de
corredores gallegos (Deportivo y Celta) que se encamina hacia el final de etapa
metiendo distancia sobre un grupo perseguidor de hasta cinco equipos. Y es que
parece que las dos plazas de ascenso parecen tener un dueño más o menos claro
semana tras semana. Esta jornada, las victorias de Deportivo ante Alcorcón
(3-1) y de Celta en su visita a Valladolid (1-2) han aupado aún más a los
gallegos sobre el resto.
Un pelotón perseguidor formado por Almería
(48), Valladolid (48), Hércules (48), Córdoba (46) y Elche (46); que de seguir
así, la lucha por saber quién se quedará sin el puesto de play off de aquí a
junio puede ser tremenda. Uno de ellos se quedará sin una de esas cuatro plazas
para soñar, como uno sólo de ellos se quedará con el premio al final del curso.
En un segundo plano y en zona de nadie aparecen Alcorcón, Numancia, Las Palmas,
Murcia y Recre, sin más aspiraciones a priori que las de conseguir una pronta
permanencia.
A tenor de lo visto en este comienzo de segunda
vuelta, Celta (18 puntos), Deportivo (15), Córdoba (12) y Almería (12) siguen
siendo los mejores, sabedores que la regularidad es su mejor argumento para
mantenerse en los codiciados puestos de ascenso. Valladolid, Hércules y Elche,
que han sumado la mitad de sus puntos en esta segunda vuelta (9 puntos de 18
posibles) ya denotan que les cuesta mantener el ritmo impuesto en una primera
vuelta, en la que llegaron a copar puestos de ascenso.
La próxima jornada depara un lote de
enfrentamientos directos en la que los gallitos deben demostrar su condición de
aspirantes al ascenso: Celta-Numancia, Alcorcón-Hércules, Elche-Valladolid y
Almería-Recre. Batalla importante, si bien no decisiva por las catorce
restantes que quedan por delante, en la que la exigencia no da tregua y el tiempo
apremia para conseguir el objetivo.
Y por abajo, el Alcoyano va cuesta abajo y sin
frenos. Todo lo contrario que el Guadalajara que rompió su pésima dinámica a
base de hundir en el fango a un rival directo como el Cartagena. Los
departamentales junto a los dos equipos catalanes son la cruz de una moneda que
tiene su cara más positiva en tierras oscenses, donde por fin consiguieron
salir de zona de descenso con un cerocerismo en su feudo. Y es que la
mediocridad, increiblemente a veces, tiene premio.
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