| Ficha técnica | Sevilla FC: Palop (3); Luna (1), Spahic (0) (Cala, m. 67 (1)), Escudé (1), Fernando Navarro (1); Medel (2), Rakitic (0) (Trochowski, m. 58 (0)); Jesús Navas (1), Kanouté (0), Reyes (0) (Perotti, m. 63 (0)); y Manu del Moral (0).
Barcelona FC: Valdés (1); Daniel (2), Mascherano (2), Piqué (1), Adriano (1)(Puyol, m. 84); Busquets (2), Xavi (2) (Alexis, m. 81 (s.c)), Iniesta (2); Messi (2), Cesc (2) (Keita, m. 68 (1)) y Pedro (1).
Goles: 0-1, m. 18: Xavi, de falta directa. 0-2, m. 25: Messi.
Árbitro:González González (Comité Castellano-leonés). Amonestó Spahic, Escudé, Medel, Piqué, Adriano y Pedro. r>Incidencias: 45000 espectadores en el estadio Sánchez Pizjuán. Terreno de juego en buenas condiciones. |
Datos destacables | Lo mejor: Golazos Los goles de Xavi y Messi dieron color a un aburrido y nada disputado partido.
Lo peor: la actitud del Sevilla El equipo blanco salió derrotado desde antes de pisar el césped.
El dato: Persecución El Barca sigue intentando comerle terreno al Real Madrid |
| El Barcelona alimenta al menos una semana más la ilusión por sentirse perseguidor del Madrid a costa de un mortecino Sevilla, cuyo rictus de perdedor desde la caseta no le hizo acreedor a otra cosa que a una derrota más que merecida. La vida sigue igual en ambas orillas, aunque peor para los hispalenses, que piden a gritos que suene la bocina final de la temporada cuanto antes.
Si hay una manera de intentar meterle mano a esta pléyade de súperjugadores llamada Barcelona, es la que utilizaron equipos en teoría mucho más faltos de calidad que el equipo blanco, como Getafe u Osasuna. Salir con ilusión, presión asfixiante, no desesperar si llega un gol en contra, y también tener algo de fortuna de cara, por supuesto.
El Sevilla, uno de los dos ó tres equipos con menos alma y vergüenza torera de la ahora llamada Liga BBVA, optó por el contrario por poner cara de lástima y no molestar mucho al Barca, a ver si el estropicio podía ser el menor posible.
Vestido y maquillado de equipo perdedor desde los vestuarios, no podía resultar extraño que a los 25 minutos el partido estuviera decidido ya de manera inapelable. Un golazo de falta de Xavi y una maravilla de Messi, que ridiculizó a Spahic y batió de forma sublime a Palop tras una pérdida de balón de un Kanouté que juega ya al ritmo de vieja gloria, convirtió el pleito en un trámite lastimoso para todo el mundo; equipos y público. Nadie en el campo podía imaginar que ese equipo que jugaba con un respeto que lindaba con el miedo ante el Barcelona podría siquiera inquietarlo mínimamente.
Por el contrario, el Barca pudo ampliar su renta considerablemente de haber estado más acertado ante la portería de Palop, de largo el mejor de su equipo. Pedro tuvo el gol varias veces, pero sigue negado ante la puerta contraria, lo que al menos permitió que el Sevilla tuviera la sensación de estar en el partido. Un balón al palo de Manu tras una indecisión de Valdés fue lo único reseñable de los blancos hasta el pitido del descanso.
Tras la segunda parte, ambos equipos parecieron conformes con el guión que se había trazado para el partido. Algo comprensible para el Barcelona, pero sangrante y lastimoso para el Sevilla, un equipo que a principios de temporada partía con el objetivo de conseguir la tercera plaza, y que ahora se arrastra por la Liga pidiendo a gritos que alguien le descerraje el tiro de gracia.
Los pitidos unánimes del Pizjuán a Rakitic y Reyes cuando fueron cambiados sirven de aviso a todo el club del hartazgo de su parroquia. El utrerano empieza a dar la razón demasiado pronto a los que pensaban que su fichaje era proporcionarle un retiro dorado y tempranero a un futbolista que no ha llegado a más por su indolencia y falta de actitud en el césped.
De ahí al final del partido, poco más que reseñar en lo futbolístico, si acaso una ocasión clara de Manu, gafado ante el gol; otra de Alexis que de nuevo salvó Palop, y un gol anulado a Messi por fuera de juego. La recta final de la temporada se acerca y parece que poco cambiará la situación de ambos contendientes; un Barcelona sometido al yugo del Madrid más sanguinario de la historia, y un Sevilla que avergüenza día sí y día también a toda su parroquia con una falta de amor propio que promete hacer muy largo el final de temporada.
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