A los mitos hay que adorarles. Los iconos son referentes para muchos, por ejemplo para una generación que ahora son padres y recuerdan las noches de baloncesto en el Palau Blaugrana con Norris, Epi, Solozábal o Sibilio con nostalgia. Este 2012 se cumplen 25 años desde su llegada a Barcelona. Dicha efeméride no puede pasarse por alto.
Audie Norris (1960) llegó al FC Barcelona el 1987 y en los seis años que estuvo en el club se elevó a la categoría de mito. Fue el referente de un equipo que se quedó sin el premio de ganar una Copa de Europa, un trofeo merecido por la trayectoria del grupo que entrenaba Aíto pero que nunca llegó a darse. El destino no lo quiso así.
Norris es uno de los jugadores más queridos por parte de los aficionados del Barça de baloncesto. Y también por muchos otros. Por ejemplo, en la pasada edición de la Copa del Rey de Barcelona muchos aficionados del Real Madrid quisieron hacerse una foto con él. Más allá de la rivalidad, Norris es recordado como un jugador noble y eso hace que la persona esté por encima de la camiseta que llevaba antaño.
Pese a tener una escuela de baloncesto en su país natal, Estados Unidos, Audie Norris ha tomado una decisión importante en su vida: vivir en Barcelona. "Tengo muchas cosas que ofrecer a jóvenes y adultos. Tengo mucho baloncesto dentro aún", comentó el pasado martes en desayuno informal en el que presentó su primer Campus de Baloncesto que realizará en Catalunya. Tiene la intención que todo el mundo que pase por sus manos sea mejor jugador. "Si consigo que aprendan un par de cosas en el tiempo que estén conmigo será un triunfo", confesó 'Atomic Dog'.
Volver a su segunda casa
Pero él no esconde su sueño. Y tampoco esconde que, de momento, el Barcelona no ve muy clara su incorporación dentro de la estructura del club. "Las reuniones han sido positivas y soy optimista. Saben mi deseo, yo quiero trabajar con el Barça. Es mi club", espetó Norris, que quiso dejar claro que "a los que hemos sido jugadores importantes y referentes no se nos puede dejar de lado". Y no le falta razón.
¿Quién mejor que un jugador con experiencia NBA y Europea al máximo nivel para dotar a los jugadores de ahora de mejor movimiento de pies o fortaleza en el juego interior? Norris, que quiere volver al que fue el club de su vida y por el que se dejó el físico en más de una ocasión -por ejemplo en la final de la Copa de Europa en París el 1991- en la que jugó con el hombro dislocado, ha dejado una huella imborrable en una Liga ACB que creció notablemente gracias a sus recordados duelos con Fernando Martín. Cuando el pívot del Real Madrid nos dejó, Norris fue a su funeral y lloró. Rivales en la pista, pero respeto eterno fuera de ella.
La calidad humana de Norris, el cual debería tener la camiseta colgada en el techo del Palau Blaugrana, le hacen imprescindible a partir de este momento, en el que está afincado en Barcelona, para el club de su vida, que debe aprovechar las ganas que tiene el jugador americano por enseñar lo que sabe a quien se lo pida. "Eso era baloncesto lo de Norris", me espeta muchas veces mi padre. Y razón no le falta. Audie vuelve a escena en el mejor escenario posible. A los mitos no se les olvida ni 25 años después.
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