La selección española de fútbol inició este lunes su concentración para los partidos ante Albania e Israel, donde debe certificar su billete directo para el Mundial de Rusia de 2018, y lo hizo con un agrio recibimiento al central Gerard Piqué en el primer entrenamiento. El jugador del FC Barcelona volvió al centro de la polémica por sus últimas declaraciones pidiendo que ir a votar en el referéndum por la independencia de este domingo pese a no contar con el visto bueno del Gobierno, y después de que él acudiese a votar, expresó sus sentimientos una vez más sobre el combinado nacional tras el partido ante Las Palmas, marcado por jugarse a puerta cerrada ante el temor de incidentes.
El catalán, emocionado, criticó el comportamiento de la Policía Nacional y de la Guardia Civil y aseguró que si jugar con la 'Roja' suponía "un problema" no tendría problema en "dar un paso la lado" y dejarla antes del Mundial, fecha en la que tiene previsto poner fin a su carrera internacional con la triple campeona de Europa, al tiempo que no consideraba que jugar con España fuese una cuestión "patriótica".
Por ello, se esperaba un recibimiento hostil contra un Piqué que acudió puntual a su cita con la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, escenario de la concentración. El defensa llegó acompañado por Jordi Alba, Sergio Busquets, Pedro Rodríguez y Marc Bartra y no hizo declaraciones ante la gran afluencia de medios congregados. La única, bromista, fue la del mediocentro del FC Barcelona, que replicó con un "andando" a la pregunta de un periodista de cómo llegaba el central.
A las afueras, apenas expectación, salvo la de un aficionado con una pancarta que rezaba 'Catalán que no quiera ser español que se vaya de España, pero por la pela sí se apuntan. Ejemplo, Piqué". Hasta ahí la 'tranquilidad', rota cuando llegó la hora de la sesión de entrenamiento a las 19.45 horas y que se mantuvo programada con asistencia de público pese a todo lo que había sucedido.
Unas medidas inusuales, tal y como confirmó un miembro de la seguridad privada de la Ciudad del Fútbol a Europa Press, con la presencia de ocho Guardias Civiles cerca del césped marcaron la primera toma de contacto de los hombres de Julen Lopetegui, bajo la afluencia de una grada repleta por unas 300 personas, con banderas de España, pero sin pancartas, retiradas por los propios agentes de la Benemérita.
Una sonora pitada inundó el recinto en cuanto salió a entrenar Gerard Piqué, impasible una vez más ante el agrio recibimiento de la afición que entonó gritos de 'Fuera, fuera', de 'Piqué, llorón, fuera de la selección' y 'Piqué, llorón, España es tu nación', aunque paulatinamente el 'llorón' se cambió por un insulto.
El defensa entrenó en el lado más alejado de la grada y no sufrió en exceso el enfado de un público que centró sus esfuerzos en su salida y posteriormente en su salida del campo. Bajo un ambiente tenso, la mayoría de los internacionales apenas entrenaron una veintena de minutos antes de retirarse a los vestuarios, con otra sonora pitada para el central del Barça.
Tampoco se escapó del enfado de un grupo de aficionados el seleccionador Julen Lopetegui, llamado 'cobarde' por seguir contando con el defensa, mientras que fuera de las instalaciones, un grupo de jóvenes con el rostro tapado quemó una estelada a la entrada después de que se les prohibiese la entrada.
El seleccionador fue uno de los pocos que se quedó en el terreno de juego junto a los porteros David de Gea y Kepa Arrizabalaga y a Saúl Ñíguez, Iago Aspas, Thiago Alcántara y Pedro Rodríguez. Sergio Ramos, que se quedó en el gimnasio, Aritz Aduriz y Pepe Reina ni siquiera saltaron al primer entrenamiento, aunque la RFEF no informó de ningún percance físico.
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