De las pensiones públicas sólo se habla para criticarlas como un gasto insostenible, pero, ¿y si resulta que, en verdad, no son, principalmente, un gasto sino un motor de la economía? Es una mera cuestión de cambiar la mirada y, en consecuencia, ver una realidad que se oculta tras toneladas de mentiras de sumisos técnicos (porque siempre hay un experto para cada crimen).

La investigación académica de dos economistas de la Universidad de Castilla-La Mancha, Eladio Febrero y Fernando Bermejo -recientemente publicada por el digital eldiario.es- demuestra que las pensiones públicas son un motor del crecimiento económico de España, frente a la difundida concepción dominante de considerarlas una carga insostenible. La tesis fundamental del estudio es que, calculando toda la realidad socioeconómica, el consumo de los pensionistas genera más actividad económica de lo que gasta la Seguridad Social en ellos.
Cambiemos la mirada
Contra la mirada interesada de computar exclusivamente los gastos que representan las pensiones públicas -que esconde el impacto macroeconómico positivo sobre el Producto Interior Bruto (PIB) que genera el gasto de los pensionistas- la mirada de los dos académicos descubre una realidad donde el peso en el PIB del gasto público en pensiones se contrapesa con el consumo privado de los pensionistas.
Una mirada profunda que no se detiene simplemente en la relación consumo privado-facturación empresarial, sino que analiza también la impulsión que genera en puestos de trabajo, inversión empresarial y recaudación fiscal.
Cuando los datos golpean las conciencias
Hay que abrir los ojos y sacar los datos enterrados. Tomando como base el año 2021, el sistema de pensiones públicas se autofinancia en un 41,8%, lo que significa que el Estado recupera por cada euro gastado en pensiones de jubilación 42 céntimos en impuestos. En 2021 pagó 97.334 millones de euros en pensiones de jubilación y recuperó 40.700 millones, solo teniendo en cuenta los ingresos fiscales, es decir, el IRPF y el IVA pagado por los pensionistas por su cesta de consumo, más el IRPF, el IVA y las cotizaciones de los trabajadores necesarios para generar la cesta de consumo de los pensionistas.
En 2021 los pensionistas habrían contribuido a mantener 1.223.000 puestos de trabajo a tiempo completo, incluyendo los trabajadores directos (empleados en producir la cesta de consumo de los pensionistas), los indirectos y los inducidos. Las pensiones públicas también tienen un efecto de mejora del empleo, al haber disminuido entre 5 y 5,5 puntos el desempleo entre los años 2009 y 2021.
El efecto multiplicador de la conversión del gasto en pensiones en gasto de los pensionistas en consumo es del 1,1. Es decir, un gasto en pensiones de jubilación de la Seguridad Social de 97.334,7 millones en 2021, generó una demanda en consumo de los pensionistas de 107.313,5 millones; casi 10.000 millones de euros más de lo pagado en pensiones de jubilación. Porque el consumo de los pensionistas genera más actividad de lo que gasta la Seguridad Social en ellos.
Las pensiones públicas, un sistema de transferencia de rentas
Los pensionistas como un motor de crecimiento y de activación económica, no son, en lo principal, un colectivo que consume recursos públicos, sino que generan un sistema de transferencia de rentas porque son, esencialmente, un colectivo que consume. Así, en 2021 las pensiones pagadas a las personas mayores de 65 años representaron algo más del 8% del PIB, y demandaron bienes y servicios por aproximadamente el 6,7% de la producción total española.
La verdad es que las prestaciones de las pensiones públicas son una medida distributiva intergeneracional, son un componente autónomo de la demanda social y, por lo tanto, deben considerarse un motor de crecimiento económico. Porque el destino principal de las pensiones es el consumo y, por consiguiente, son una inyección milmillonaria en la economía nacional, cada mes, de la que no sólo se benefician los pensionistas.
Al adquirir con su pensión los productos y servicios de su cesta de consumo el dinero de las pensiones actúa como un “supermultiplicador multisectorial” y pone en movimiento el 6,7% de la producción nacional y del empleo que ese movimiento económico conlleva. Una reactivación de la economía de la que se benefician principalmente los productores nacionales y las pequeñas y medianas empresas.
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Esta mirada, que parte de los hechos en su conjunto y no solo de las pensiones como gasto, golpea de lleno a las codiciosas posiciones que atacan la sostenibilidad del sistema público de pensiones y especialmente a los expertos atacantes que piden su congelación y su recorte; porque demuestra que es un sistema de distribución intergeneracional de riqueza, motor de crecimiento y activación de la economía, y generador de nueva riqueza y empleo.
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