Un 15 de abril de 1938, las tropas del sublevado bando nacional coronaron una de las más trascendentes ofensivas de la Guerra Civil española, alcanzando las costas del Mediterráneo en Vinaroz. El territorio de la España republicana había quedado dividido en dos, luego de perder quince mil kilómetros cuadrados en poco más de un mes.
Un mes y tres días antes, tropas de la Wehrmacht invadieron el Estado Federal de Austria sin encontrar resistencia, y la convirtieron en una provincia del Reich alemán, llamada Ostmark.
Europa se consagraba como el continente de la guerra, título que le había otorgado la opinión pública estadounidense y legisladores como Gerald Nye, presidente de la Comisión de Municiones y Armamentos del Congreso estadounidense.
Sin embargo, el problema de la disputa por el Chaco entre Paraguay y Bolivia seguía ocupando el tiempo y esfuerzo del Departamento de Estado norteamericano.
Ese mismo 15 de abril en que las fuerzas franquistas dividían al territorio republicano español, se recibía en Washington un informe del delegado Allen Haden desde Buenos Aires, que anticipaba la renuncia del presidente de la delegación paraguaya con varios meses de antelación.
Según Haden, el delegado brasileño le informaba del futuro reemplazo del paraguayo Gerónimo Zubizarreta, a quien el gobierno de Fèlix Paiva ofrecería la Cancillería paraguaya.
Este trascendido se comunicaba a Washington tres meses antes de producirse el relevo. Quedaba evidenciado así que existía una intención de impulsarlo y no fue un hecho político casual.
Los problemas en Europa apremiaban al Departamento, y la disputa por el Chaco debía resolverse sin más trámites, pero un influyente y experimentado jefe de delegación entorpecía los planes.
Una comunicación desde Buenos Aires evidenciaba el fastidio de la delegación norteamericana calificando al presidente de la delegación paraguaya como un hombre que sólo sabía decir “No, no y no”.
Poco menos de tres meses más tarde, el delegado norteamericano Spruille Braden comunicaba aliviado a Washington el 6 de julio de 1938 que “Zubizarreta será reemplazado como jefe de la delegación por (el General) Estigarribia".
"Este último respaldará el tratado con toda su influencia, al igual que el presidente de Paraguay, el Arzobispo y otros líderes civiles y militares. Espero que la oposición de Zubizarreta se limite a su renuncia y no sea abierta".
"Si se opone, su postura será compensada por la influencia de Estigarribia y otros” añadía Braden. Al día siguiente desde Washington, el 7 de julio de 1938 a las dos de la tarde, el secretario de estado Cordell Hull escribe a Braden sobre el procedimiento que describe para finiquitar la cuestión del Chaco en su telegrama de la víspera.
Le informa que cuenta con la aprobación del presidente Franklin Delano Roosevelt. Pero Braden manifiesta que sigue intranquilo a pesar de haber logrado despedir a Zubizarreta (expresión que utiliza en sus Memorias) en una comunicación del 8 de julio de 1938 a las once de la mañana.
“El jefe de policía de Asunción, Bray, llegó ayer desde Paraguay en avión, presumiblemente para inducir a Zubizarreta a retirar su renuncia telegrafiada a la capital paraguaya o, en todo caso, a no oponerse abiertamente al tratado”.
La preocupación que causa Zubizarreta, tal vez remordimiento de quienes dicen haberlo despedido, vuelve a percibirse al día siguiente en un telegrama de Braden.
El 9 de julio de 1938 a las dieciocho, Braden informa a Washington que “(el General José Félix) Estigarribia y un delegado (Efraim Cardozo) volarán a Asunción el lunes por la mañana para obtener la aprobación y esperan estar de nuevo en Buenos Aires al día siguiente".
"El tratado podrá firmarse a última hora del día o el miércoles. Sin embargo, existe la posibilidad de que el Gobierno paraguayo conceda una audiencia a Zubizarreta cuando esté en Asunción el miércoles, antes de dar la aprobación final”.
"Tiene (Zubizarreta) mucha influencia en Paraguay, pero espero que la influencia de Estigarribia, sumada a la del Gobierno, el Ejército, el Partido Liberal y otros mencionados anteriormente, sea la clave del éxito” explica Braden.
La renuncia de Zubizarreta a la presidencia de la delegación paraguaya, y a la titularidad del Partido de Gobierno, en un país como Paraguay donde la renuncia es un hecho político extravagante e inaudito, sigue sin una debida explicación.
Este curioso hecho constituye uno más de los grandes misterios de aquel tratado de Límites que despojó a Paraguay de treinta mil kilómetros cuadrados de territorio petrolífero en Buenos Aires, en aquel mes de julio de 1938.
Precisamente cuando la guerra era devuelta por los americanos a su continente. LAW
|