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¿En qué medida toleras la frustración?

Una de las formas más efectivas de vivir es vivir aceptando que hay cosas que no podremos cambiar, cosas que no nos gustarán y cosas que no serán agradables de digerir
César Piqueras
jueves, 16 de noviembre de 2017, 00:02 h (CET)
¿Cómo actúas cuando algo no sale como a ti te gustaría?, ¿en qué medida consideras que tienes cierta “resistencia” para aguantar cuando las cosas no van bien? La tolerancia a la frustación aparece como uno de los grandes temas a tener en cuenta en nuestra vida profesional y personal.

Según la RAE, Frustración es:
Imposibilidad de satisfacer una necesidad o un deseo.
Sentimiento de tristeza, decepción y desilusión que esta imposibilidad provoca.
La cuestión es que nuestra vida se demuestra frustrante en ocasiones, tenemos algunos contratiempos no esperados, cosas que no salen tan bien como nos gustaría, y por ello nos sentimos decepcionados o con cierto sentimiento de rabia interior o impotencia.

Muchas personas no se llevan demasiado bien con la frustración, y entonces llegan a cometer locuras de todo tipo. En el ADN de esta persona hay un cortocircuito cada vez que algo no sale como a él o ella les gustaría. De ahí muchas de las respuestas antisociales y antisentido común que en ocasiones vemos.

Simplemente algunas personas están más preparadas para la frustración que otras. Pero sin duda estarás de acuerdo conmigo, en que merece la pena prepararse para tolerar la frustración, ya que de lo contrario ¿qué nos queda?

Quizás el primer paso para mejorar nuestra tolerancia sea la aceptación. Algo tan difícil como sencillo: “aceptar lo que ha ocurrido”.

Sí, no es placentero, pero va a pasar a lo largo de tu vida, muchas veces. Si vives sabiendo que estos momentos son posibles, no los negarás cuando ocurran.

Cuando una persona niega la realidad y se impide aceptarla es cuando entra en ese cortocircuito interior, y entonces se pelea consigo mismo y con el mundo para tratar de cambiar algo que ya no puede cambiar.

La mejor forma de vivir la frustración es aceptarla. Hay una plegaría por ahí que decía algo así como:

Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar,
y sabiduría para entender la diferencia.

No es una plegaría baladí, esconde mucha más sabiduría de la que se piensa, ya que en su raíz misma está la habilidad clave: aceptación.

Una vez que hemos aceptado que las cosas no son como nos gustaría ¿qué podemos hacer?

Aquí la clave reside en tratar de buscar la mejor solución, si la hay.

¿Se ha quemado tu casa? Primera estrategia: Aceptación. Segunda estrategia: Buscar la mejor solución.

Negarlo, entrar en pánico, aporrear al vecino que dejó una colilla en el sofá mientras dormía la siesta, no servirá de nada. Cuanto antes te centres en buscar una solución, tanto mejor te sentirás.

Quedarte anclado al sentimiento de víctima o persona desgraciada no te servirá de nada. Incluso corres peligro de ahogarte.

La frustración es un elemento más de nuestro día a día con el que tenemos que jugar. Si eres algo planificador y controlador, es posible que te lleves mal cuando algo no sale como a ti te gustaría. Pero se puede ser planificador y controlador aceptando y tolerando la frustración cuando llegue.

Hay tantos elementos en juego en nuestras vidas que tenemos que empezar a aceptar que un porcentaje de cosas saldrán mal, no conseguirán los resultados que deseamos y serán excusas geniales para sentirnos frustrados. Pero la verdadera inteligencia reside en dejar pasar por alto más de uno de estos temas, centrarse en lo que sale bien y obviar lo antes posible todo lo que no sale como a ti te gustaría.

Feliz día.

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