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¿Cura el tiempo realmente todas las heridas?

Los seres humanos pasamos por alto con mucha facilidad el factor «energía»
Vida Universal
martes, 5 de diciembre de 2017, 08:13 h (CET)
Toda persona tiene su propio pasado, y si reflexionamos sobre el mismo comprobaremos que hay muchos detalles que ya apenas podemos recordar. Así más de uno dice de forma lapidaria: «Lo que pasó se olvida». Pero puesto que ninguna energía se pierde, ¿dónde están entonces las energías, por ejemplo nuestros sentimientos, sensaciones, pensamientos, palabras, todo lo positivo y negativo de nuestra vida, también nuestras costumbres, es decir, todos nuestros esquemas de comportamiento, todo aquello que incluimos bajo la categoría de «olvidado» o de «lo pasado»?

Frecuentemente desechamos o consideramos una nimiedad el hecho de si las personas a las que hemos ofendido o incluso perjudicado nos han perdonado o no, o si tal vez aún sufren por ello. Sin embargo lo que no está superado, es decir perdonado, sigue existiendo, también en el caso de que hayamos olvidado aquellas situaciones no aclaradas. Los seres humanos pasamos por alto con mucha facilidad el factor «energía», pero toda energía que proviene de cada uno de nosotros sigue existiendo, está registrada en nosotros, en el microcosmos y en el macrocosmos.

Las personas a las que por ejemplo les cuesta superar un golpe del destino escuchan a menudo de sus conocidos el dicho popular que dice: «El tiempo cura muchas heridas». Y es cierto, pero solo si en el otro no hemos dejado ninguna herida, ninguna culpa. Jesús de Nazaret enseñó a los seres humanos de todas las generaciones lo siguiente: «Haz enseguida las paces con tu adversario mientras vayas con él por el camino, no sea que tu adversario te entrega al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel».

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Algunos rasgos propios de nuestra época, como la velocidad con que cambia el mundo que nos rodea, como la interdependencia de los países, o como las posibilidades que la tecnología abre, hacen de nuestro tiempo un tiempo complejo. El pensamiento que busque orientarse en él deberá hacerse cargo de esa complejidad, dejando claro que lo contrario de “lo complejo” no es “lo sencillo”, sino “lo simple”.

Cuenta Tony de Mello de uno: “Durante años me sentí atrapado en mis propios conflictos: me sabía neurótico, angustiado, deprimido. Todos me decían que tenía que cambiar. Yo lo sabía… pero no podía. Hasta que un día, mi mejor amigo hizo algo diferente: Me dijo que no necesitaba cambiar para ser querido. ‘No cambies. Te quiero tal como eres.’ Y entonces cambié”.

La VERDAD es muy clara.. Los PROYECTOS deben ser CLAROS y COMUNITARIOS... Los CAMBIOS deben ser ANALIZADOS y sus ajustes y modificaciones COMENTADOS y ACEPTADOS. Los POLÍTICOS deberían saber siempre escuchar y nunca IMPONER, eso es DICTADURA.

 
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