No sé si alguna vez te ha ocurrido lo de no saber o sentirte con todas las herramientas para decir No… Estos días he trabajado con un equipo de uno de mis clientes, en este caso una multinacional, para potenciar la gestion del no.
En una ocasión me dijo un buen amigo “Todos nuestros problemas vienen por decir Sí demasiado pronto o por decir No demasiado tarde”.
Si lo piensas bien tiene parte de razón, cuando analizamos muchos de nuestros quebraderos de cabeza habituales, muchos de ellos vienen por no haber sabido decir que No.
Decir que no es un tema transversal cuando hablamos de gestión del tiempo, ya que para lograr la productividad que deseamos, tenemos que decir que no a unas cuantas cosas: interrupciones, tareas que aportan poco valor añadido…
LA GESTION DEL NO
Decir que no siempre nos conecta con sentimientos muy humanos. Al decir no estamos afrontando nuestro mayor miedo “ser rechazados”, sentimos que al decir que seremos apartados del grupo.
El ser humano es gregario, ante todo quiere pertenecer, porque intuye que le va la supervivencia en ello. De ahí que cada vez que tenemos que decir que “no” a algo, sintamos que estamos transgrediendo una norma tan universal.
Al decir no experiementamos algún tipo de emoción, a no ser que lo tengamos muy entrenado. Generalmente algo de vergüenza o enfado pueden aparecer en nosotros al decir “No”. Pocas personas llegan a sentirse bien al 100% al hacerlo, decir no es una forma de cerrar la puerta al otro.
Nuestro día a día es demasiado exigente, un profesional cualquiera tendrá siempre demasiadas cosas que hacer, más allá de las que podría hacer en las próximas dos semanas trabajando las 24 horas. Es algo que nos ocurre a casi todos, al menos si eres un poco ambicioso/a.
La cuestión es que tienes que decidir entre lo que “Sí” entra en tu vida y en tu agenda y lo que “No”. Y ahí es donde una gran parte de profesionales tienen una tarea pendiente.
Muchas personas se quejan de falta de conciliación, falta de tiempo para estar con los suyos o para cuidarse a sí mismos… de alguna forma mi reflexión para ellos es:
“Cuando digo tanto que Sí a tantas cuestiones profesionales ¿a qué estoy diciendo que No?”
Uno tiene que saber qué es lo importante en su vida, y no perder el Norte. Si dices que sí a cuestiones que no son lo más importante, acabarás por tomar el camino equivocado.
LAS CREENCIAS DETRÁS DEL NO
Las personas que dicen “no” no siempre son las mejor percibidas por su entorno, especialmente en una sociedad en la que somos excesivamente complacientes. En ocasiones creemos que decir no nos hará seres más impopulares, antisociables o diferentes.
Sin embargo, de lo que no nos damos cuenta es de que al decir “no” estamos siendo personas más integras, confiables y seguras.
Pero existen ciertas creencias populares sobre este tema:
Si digo que “sí” me aceptarán.
Trabajar en equipo requiere decir “sí” a todo.
Si digo que “no” me dejarán de lado, no volverán a contar conmigo…
La cuestión es si quieres seguir viviendo esclavo de tus creencias o si quieres ser tú quien toma el timón de tu vida. Las personas más creíbles, confiables y con mejores resultados que conozco son las que más a menudo saben decir “no”.
Hay muchas cosas que pueden no ser tan interesantes en tu vida:
Una conversación.
Una cena de trabajo.
Una relación.
Una “oportunidad”.
Una tarea que te cae del cielo.
Un cliente que no aporta valor.
…
Decir “no” es un arte, y te llevará toda una vida aprenderlo, pero merece la pena.
DECIR NO SIN HERIR LOS SENTIMIENTOS
El problema suele venir cuando hemos dicho mucho que sí a algo y una vez llenos de razón y de emociones negativas nos preparamos para decir que no. Entonces es cuando sale de nosotros nuestro yo más emocional ante el no y provoca algún tipo de conflicto.
Un primer consejo sería: Di que “no” lo antes posible. De lo contrario cada vez habrá mas carga emocional en tu no.
Aquí conviene fomentar el autoconocimiento y aprender a detectar cuando algo no es para ti, cuando no te vas a sentir bien al 100% haciendo algo, incluso antes de haber empezado.
Cuando digas que no tienes que conseguir mantener la relación, trata de no se lo más asertivo/a que puedas, tratando con la máxima objetividad el asunto en cuestión.
Hay muchas técnicas para saber decir “no”, desde un “no” a secas hasta un “no, pero”, o un silencio incómodo. Todas ellas te ayudarán a ser un poco más efectivo con la gestión del no. Pero lo más importante es que seas capaz de romper con viejos condicionamientos y atreverte a decir “Sí” a todo lo que te importa.
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