MADRID, 13 (OTR/PRESS) Como existen hombres dedicados en cuerpo y alma a caricaturizar el feminismo ya cargar contra cualquier avance en materia de igualdad, existen mujeres que, como reacción, sostienen en nombre del feminismo que los hombres no deberían opinar de lo que no les atañe. Es esta una insoportable regla que he oído esgrimir estos días con motivo del debate sobre cómo proteger por ley a las mujeres que sufren reglas insoportables. No tengo ninguna duda de que mi conocimiento sobre la materia no podrá nunca aproximarse al de las mujeres que pasan cada mes por la dolorosa experiencia, pero es una carencia que acuso en otros asuntos y que no me impide, por ejemplo, combatir el racismo sin ser negro, la pobreza sin vivir en ella o la violencia de género sin ser mujer. Y he de confesar que sobre la medida que promueve la ministra de Igualdad y a la que ha puesto algún inconveniente la vicepresidenta Calviño, creo que ambas tienen parte de razón. Me parece necesario que la ley contemple cómo tratar laboralmente a estas mujeres que sufren crónicamente estas menstruaciones dolorosas, y también me lo parece que se aborde el tema con prudencia y precisión para evitar que una medida necesaria, justa y bienintencionada acabe volviéndose como un boomerang contra las mujeres a las que se pretende proteger porque haya empresarios que, puestos a elegir, prefieran a un hombre o a una mujer sin este problema.
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