MADRID, 10 (OTR/PRESS) Cuentan en algunos medios que José Luis Rodríguez Zapatero ha sido el gran muñidor del viaje de Pedro Sánchez a China. En cualquier caso, no hay que perder de vista que en estos momentos China juega un papel fundamental en el concierto internacional como gran oponente de Estados Unidos. Pero tampoco debemos olvidar los recelos que se habían venido manifestando hasta ahora por parte de la Unión Europea respecto al gigante asiatico que, con su política tan silenciosa como sibilina, se ha convertido en una gran potencia que domina el comercio mundial. Y un apunte: tanto China como otros países del sudeste asiatico nos vienen inundando de productos que ellos fabrican a bajo coste porque tienen una "mano de obra" en condiciones terribles, muchas horas de trabajo y escaso salario, lo que hace que los productos chinos sean más baratos y se coloquen en el ranking de los más demandados. Pero no olvidemos que una camiseta hecha en China allí tiene un coste bajísimo y aquí la pagamos a precio de caviar, lo que enriquece en primer lugar a la economía China, y en segundo lugar a quienes en Europa y Estados Unidos se enriquecen igualmente con esas producciones de bajo coste. Recordado esto vuelvo a José Luis Rodríguez Zapatero que parece que mantiene buenas relaciones con el régimen chino. Conocí a José Luis Rodríguez Zapatero en "otra" vida, cuando era cronista parlamentaria. Reconozco que me "caía" bien y que, cuando optó por la secretaría general del PSOE, pensé que era la persona adecuada para renovar el centenario partido por aquello del "talante". Pronto descubrí que su "talante" político lo que ocultaba era impostura política. O sea que me falló mi instinto de periodista veterana. Claro que lo mismo me sucedió cuando conocí a Pedro Sánchez, pensé que su llegada a la dirección del PSOE podría representar un impulso renovador para el socialismo. Otra opinión fallida. Hoy pienso que José Luis Rodríguez Zapatero fue el impulsor, el desencadenante de la crisis política e institucional que sufre nuestro país. Con su sonrisa de circunstancia y su tono de voz de chico bueno ha actuado como una termita para desgastar todos los consensos constitucionales y acabar con el sistema que nos ha permitido vivir en democracia y libertad los últimos cuarenta años. Ahora se ha "filtrado" que, entre sus muchas ocupaciones, negocia con Carles Puigdemont nada menos que la identidad nacional de Cataluña y la celebración de un referéndum. Claro que esto no lo hace por su cuenta y riesgo, sino que es el "brazo ejecutor" de Pedro Sánchez. Ambos se complementan y se necesitan. Y por lo que vamos viendo ambos no se ponen límites cuando se trata de sus propios intereses. Zapatero es el principal "blanqueador" de la dictadura venezolana. No sólo no condena la dictadura venezolana sino que sin sonrojarse intenta convencernos que si no dice ni "mu" sobre lo que sucede en Venezuela es por su labor de mediación humanitaria. ¿Solo por eso? ¿No obtiene ningún beneficio por sus buenísimas relaciones con el régimen de Maduro? También defiende el "chiringuito" de la Alianza de Civilizaciones que puso en marcha con Erdogan al que tampoco osa criticar. En cuanto a sus relaciones con China... ejem, ejem, ejem ¿son solo de intermediación política? Sin duda cuenta con el apoyo, y puede que incluso con el afecto, de Pedro Sánchez. Al Presidente le viene de perlas contar con el ex presidente que se ha labrado fama de "izquierdista bueno", lo que le permite hacer cualquier cosa sin que se le critique desde la izquierda del PSOE. Llamenme desconfiada, detrás del supuesto buenismo del ex Presidente lo que parece aflorar son intereses. Pero intereses aparte, y con mirada retrospectiva, es evidente que muchos de los desastres de la política española del presente se deben a que fue él quien puso las primeras herramientas para derrumbar el edificio político que se había construido desde la Transición. Y Pedro Sánchez le sigue en el empeño, eso sí, el actual Presidente no es capaz de lucir ese buenismo impostado de su antecesor. Menudos son los dos.
|