| ||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||
|
|
El 11M, del que se acaban de cumplir 20 años y un mes, es ya para siempre una fecha grabada en el alma de España. Pienso que la mirada al pasado debe proseguir el empeño de buscar la verdad y de hacer justicia a las víctimas, pero no debe quedar atrapada en el dolor, sino que nos tiene que comprometer con el futuro.
La memoria que ahora ejercemos nos tiene que hacer vibrar con una doble esperanza: la esperanza de que la gente de paz tiene más fuerza que la gente violenta, y la certeza cristiana de que la muerte no tiene la última palabra. La última palabra no es de muerte, sino de vida, porque la última palabra la tiene Dios, que es Amor.
Llegó el lunes 29 de abril de 2024. Y, como “todo pasa y todo queda”, pasaron los cinco días de la ignominia sanchista y nos quedó Sánchez al desnudo, el Puto Amo (Puente dixit), pero más cateto y dictador que nunca. Me baso, naturalmente, en sus propias manifestaciones de corte tan populista, como las de Maduro, López Obrador y compañía.
En este día dedicado a san José obrero, podemos ver que es modelo para nosotros… ¿como reacciona ante la “duda” de que su esposa María esperaba un hijo? Nos dice escuetamente el Evangelio: “María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto".
El presidente Sánchez ha fundamentado su decisión de continuar al frente del gobierno afirmando que “no supone un punto y seguido, es un punto y aparte, se lo garantizo”. Desde luego, deseamos profundamente que -al expresar la necesidad de un “punto y aparte”- acepta que es necesario, de manera urgente, un cambio que no se limite a reformas cosméticas. ¿Pero qué es punto y aparte para nosotros -para la inmensa mayoría- ante el galopante empobrecimiento que sufrimos?
|