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Aurora Peregrina Varela Rodriguez
Nace en Caracas, Venezuela. Doctora en Ciencias de la Informacion. USC. 1998. Licenciada en Madrid en Imagen y Sonido. 1990. Colaboradora de revistas en Internet, como Horizonte de Letras o Arena y Cal. Colaboradora de Alerta Digital. Autora de los libros de poemas "Amaneciendo" y "Tsunami de rosas". |
lusionados, saltando, corriendo, gracias a Dios comiendo, esperan un dueño atento los perros de las perreras.
Los señores Antonio, él y ella, son dos gatos caprichosos y hermosos, hermanos fenomenales, pero no se llevan bien, se pelean y maúllan noche y día, se persiguen y muerden, siendo un caos vivir así. Pido solución para sus problemas, un entrenador de gatos.
Es sensible y siempre pendiente. Se preocupa de como estoy, y me sigue si me voy...
Tengo un miedo insuperable, corro sin saber por donde, aunque me accidente y fallezca, todo antes de que lo gris envuelva mi pobre vida llenándola de pesadumbre, sin dejarme descansar. Si hubiera escuchado a mi progenitora dejaría las carreteras aunque hubiera que pagar peajes y peores fueran los paisajes que me tocará ver de cerca.
Alguna vez siento ganas de gritar y siempre lloro de pena, hoy dormí 4 horas en la tarde que me hacían falta, me hicieron bien, lo sé, me reanimaron...
Del 19 de diciembre al 6 de enero en la Galería de arte calle Granada, 80 de Almería, los pintores Manuel Domínguez y Carmen Martínez, inauguran una exposición de arte clásico. Expondrán diversas obras figurativas que reflejan sus peculiares estilos y gustos por determinados temas. No faltarán las enormes flores de Carmen ni la variedad de objetos de Manuel.
Pochita, nuestra gatita blanca y negra, concha de tortuga, máscara de zorro, gato con botas y cuerpo de niña obesa, está gorda la chiquilla salada, lunar de gitana azucarada...
Soy Ita, mal y bien lo pasé, quiero volar pero soy de tierra, dos piernas muevo, quiero irme pero tengo que desplazarme, y ellos sí, ellos y a ellos les pido que me permitan respirar profundamente...
Joya de valor sentimental. Santo, es “el caballo”. Palomo era elegante, genial, era una estrella del circo celestial. Volaba alto, Palomo y yo, yo y él, sin más.
Me llamaron por teléfono de Save the Children, por una urgencia que hay en el Cuerno de África por la sequía, y querían que me hiciese socia, pero yo ya tengo destinado todo mi dinero en los animales y es mi vocación también dirigir mis ingresos a ellos, y así seguirá siendo. No obstante, estos niños yo quiero darles a conocer por si alguien se anima a ayudarles.
Este es un cuento sencillo, el cuento que siempre quise contar, que guardaba en un bolsillo del pantalón, que quería transmitir y no podía, porque no había a quien ó no había quien quisiese escucharlo con paciencia. Ahora alguien lo leerá.
Poco a poco se va alejando, pero sigo escuchando su corazón latir. Todavía domina mi cuerpo.
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