Joya de valor sentimental.
Santo, es “el caballo”.
Palomo era elegante, genial, era una estrella del circo celestial. Volaba alto, Palomo y yo, yo y él, sin más.
Palomo, llegó aquel ángel y lo hiciera para alegrar a todos los que les gusta ver angelitos blancos cantar.
Me gustan los caballos blancos y los perros llamados Duque. Soñaba con ellos de pequeña.
Se llamaba Palomito Pedro. Era el más majestuoso y bonito. Era el más elegante, más humano y mejor educado, estaba muy orgullosa.
Soñaba que iba con él por los campos de amapolas doradas, mágicas y silvestres y que ambos nos hacíamos una bonita compañía, como las estrellas a la luna. Una compañía como pocas se encuentran en el día a día.
El soñar me permitió cumplir un deseo. Porque es otra forma de tener.
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