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Aurora Peregrina Varela Rodriguez
Nace en Caracas, Venezuela. Doctora en Ciencias de la Informacion. USC. 1998. Licenciada en Madrid en Imagen y Sonido. 1990. Colaboradora de revistas en Internet, como Horizonte de Letras o Arena y Cal. Colaboradora de Alerta Digital. Autora de los libros de poemas "Amaneciendo" y "Tsunami de rosas". |
Ya se ve, hermoso parque dedicado a los niños y su diversión. En las tardes se llena de risas y de rizos al viento. Los padres sonríen al ver a sus pequeños disfrutar. Es toda una aventura pisar ese lugar. Ves entre todos a las hermosas perritas y valientes perritos, correr tras sus hermanitos niños.
Rosa no es, no existe para los santos, el rosa desaparece, allí no vas. Rosado no hay, jamás, rosilla podrida, no la sueñes, rosiña non é, se muere, no la pienses, rosa se pudre, se cae, no aguanta más, no pienses, olvídala, te mata y es falso, rosita.
Y que saben bien quien soy. Menos mal que ellos me cuidan, aunque por mi falta de fe, "no acepto pensar en ellos, no rezo en ninguna parte, no llevo a Dios por delante, no visito las iglesias y no permito el confesarme ante un Señor de Dios".
Propuse esta entrevista a esta magnífica persona y pintor, porque vi que pintaba animales de una manera distinta, con colores pastel y siempre felices. Con ella, los lectores deben ver que somos muchos los que les queremos dar vida digna a estos extraordinarios seres que nos acompañan.
Llueve y deja de llover, pasará hasta la medianoche, lloverá y entonces ¿qué?, nada, que llueva, que me quedo dormida viendo las series de acción de televisión, entre las olas tempestuosas de sentirme vieja e indecisa, pero con suerte, también.
Lukas terraza. Gato primordial siempre.
Nuestro canto. Cambio radical. Quiero abrazar la justicia, y que no sea cualquier cosa, sino la verdadera ley y voz del Creador. No a la soledad, no a la injusticia, no a la mediocridad, de verse perdidos, sin futuro y con un pasado triste.
Árbol por siempre. Cuidarlos debemos, están a nuestro alrededor.
Sol pasa pronto, mi vida se acaba.
Hace unos días se perdió una hermosa perra negra de ojos azules que, aunque con dueño, se dejaba mimar por mi hermana y yo. Se llamaba o llama Huesita y era de carácter muy dulce, algo retraída y muy especial. El ánimo se me vino muy abajo, pregunté al propietario de una casa rosada abandonada que estaba cerca de dónde vivía Huesita y me dijo que dentro no pudo quedarse encerrada porque les robaran todas las ventanas y puertas interiores.
Hoy siento deseos de brindar mis manos para sujetarte y que no te tires al abismo. Suicidarse, nunca. A pesar de que interiormente sepas que las conductas de otros pueden llevarte a esa acción. La velocidad máxima permitida a la que debemos conducirnos es 120 km/h, porque si nos excedemos podemos chocar y destruirnos.
Luna pasa lento, mi vida terminará.
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