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Manuel Ibañez Ferriol
Manuel J. Ibáñez Ferriol, nace en Valencia en 1965, año en el que el hombre comienza a explorar el espacio, lanzándose a la aventura de la conquista de las galaxias.
He tenido la suerte de compartir mi vida con unos padres apasionantes y con una familia, que ha ido menguando con el paso de los años, pero llena de amor y de un espíritu especial, que nos ha hecho vivir de forma holgada, sabiendo salir de todas las situaciones con esfuerzo, tesón, cariño, afecto y unidad. Estudié Periodismo, en un Madrid, que seguía siendo una ciudad cosmopolita, donde nadie se siente extraño. Alterné mis estudios, con las prácticas propias en distintos medios de comunicación: Cadena SER, Radio Cadena Española, Antena-3 de Radio o Radio Popular de Madrid. También en las redacciones del desaparecido DIARIO16 o de las revistas EPOCA y TIEMPO. En el mundo literario, me inicié con la escritura dramática, ingresando en la AAT de Madrid gracias a mis mentores: Alberto Miralles y Lauro Olmo y a mi gran amiga y maestra en el arte de la dramaturgia como es CONCHA VELASCO. Posteriormente seguí mi camino literario, escribiendo y editando varios libros de poemas, otros tantos ensayos y varias novelas. La critica social, económica y política, han centrado mi vida periodística, siendo crítico con la sociedad de mi tiempo. A mi vuelta de Madrid, y ya instalado de nuevo en mi Valencia natal, comienzo mi labor periodística en PTV-TELECOM, COPE-Valencia, CANAL NOU RTVV, LAS PROVINCIAS y ABC-Comunidad Valenciana. También colaboro con RADIO LUZ DE VALENCIA y TELE7. |
Los valencianos, celebramos una gran fiesta muy especial. Salimos a las calles para dar escolta y rendir tributo, al monarca aragonés. Cantamos en la Catedral de Valencia, un solemne Te Deúm de acción de gracias, para luego pasear con la Senyera, hasta el monumento del rey don Jaime. Allí se le realiza una ofrenda y se canta el Himno Regional.
Hemos pasado de la pandemia a la liberación de los que practican la sedición cometiendo presuntos delitos contra el estado. Pero hemos tenido que soportar durante casi dos años, la inoperancia de los gobiernos, tanto central como los autonómicos, en materia sanitaria. Si un sistema sanitario es bueno, todos debían de haber sido atendidos por igual ya que la sanidad es universal para toda la población.
Hicieron sus cálculos, cogieron provisiones para el camino y las ofrendas que le llevarían al Hijo de Dios. Partieron con sus caravanas, al encuentro del Autor de la Vida. Con ellos, llevaban unos sencillos tributos: el preciado oro, que sería como reconocimiento de la realeza del Niño; el aromático incienso, que se traduciría en dejar constancia de la Divinidad de Jesús; y la balsámica y relajante mirra, indicando su pertenencia a la calificación de Hombre, de ser Humano.
Vistos ambos conceptos, que son los que estamos viviendo, cabría hacer varias preguntas: ¿Estamos en un proceso bélico o guerreamos contra alguien? ¿Para que nos hacen estar en estado de alarma, incluyendo el toque de queda? ¿No será un intento de control de la población sin causa justificada? ¿Estamos utilizando el virus Covid-19 para convertir nuestro país en una dictadura de corte social-comunista? ¿Por que los partidos de la llamada “oposición” se alían a favor del Gobierno?
“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Lucas 6, 41-42)
No solo el COVID-19, nos destruye, afecta, mata y esta presente en todo el Planeta. Las acciones humanas son extremadamente peligrosas a la hora de mantener la deforestación continuada. Europa, ha dejado de lado la importancia de los valores forestales y agrícolas. Estamos destruyendo nuestros bosques a marchas forzadas. No debemos llevarnos las manos a la cabeza, porque la realidad es muy triste.
Aviso a navegantes el presente artículo no resulta agradable para nadie que se llame español, ya que vamos a ver si todavía quedan hombres y mujeres de verdad que aman a su Patria, o si por el contrario pertenecen al 99 por ciento de aborregados, miedosos y que cuando tienen un problema delante, actúan como las avestruces, escondiendo la cabeza bajo tierra.
Ahora dicen que comienza el concurso de ideas. La primera que les propongo: cambiarle el nombre. Por su forma, estructura y colorido actual, yo le pondría la Plaza del Caldo con Pimentón. Es un nombre sugerente, distinto, colorido y evocador. Para los nostálgicos del ligoteo caldoso, es un homenaje y recuerdo ideal. Para los nuevos progres, una denominación llena de “rojerío socarrón valenciano”.
En unos días, en España, se va a producir un evento de gran relevancia: por primera vez, los trabajadores autónomos van a salir a las calles y plazas de España, a reclamar lo que les corresponde por justicia y dignidad y que se les niega reiteradamente. Al parecer, los actuales gobernantes, no saben lo que tienen delante: el autónomo, es el auténtico creador de riqueza, no como ellos que solo saben vivir del sueldo subvencionado.
Nuestra tierra valenciana, ha sido siempre pionera, en casi todos los ámbitos, tanto del saber humano, como en sectores tan diversos como el económico, politico, social, urbanístico y cultural. Nuestra bonanza climática, nos hace ser destino de diferentes pueblos y culturas, que se van asentando a lo largo y ancho del territorio valenciano, creando diversas formas de población habitacional.
Valencia, tiene una nueva plaza, justo en el centro de la Ciudad. Por razones que voy a ir exponiendo, creo que deberíamos denominarla la Plaza de los Maceteros (en otras lenguas: Macetation Square, Le Maçette Place, Piazza di Macetate), por todos los que han sido colocados en ella. Pero claro, vamos a saber primero que es una maceta, para
Leer de nuevo La Divina Comedia de Dante, es volver nuestros pensamientos hacia los mundos reflexivos, en los que nos va transportando el autor, de forma sublime. Curiosamente, Dante, no mencionará a la parca, a pesar de que su obra sea todo un cántico a la vida que nos espera, cuando abandonemos nuestro cuerpo físico.
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