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Caldo con pimentón

Por cierto, ¿dónde van a colocar los hermosos maceteros con los que nos sorprendieron semanas atrás? ¿Les han puesto ya el pitorro correspondiente para que las aguas de riego circulen bien? ​
Manuel Ibañez Ferriol
jueves, 6 de agosto de 2020, 08:55 h (CET)

Dicen que las plazas de nuestros pueblos y ciudades, eran el lugar ideal para ligar y conocer a tu futura novia o pareja. Actualmente, ya no se sabe para que va a servir. Los jóvenes valencianos, conocían la susodicha plaza como la de “el caldo”, porque quizás este lugar servía para dar rienda suelta a los futuros caldos que se dieron bajo la sombra del cine Rialto, los balcones del Ateneo Mercantil, el cine Suizo, el Pon-Café, los establecimientos Barrachina, la Telefónica, la cafetería Lauria o Casa Balanzá. Testigos mudos fueron las “fresas de mis fresares”, los zapatos de Mayordomo y Ernesto Ferrer o aquella “meca de los pantalones” que vistió a los jóvenes valencianos en distintas épocas. Era un bullir de gentes, que iban y venían, no solo a los comercios, sino a los bancos, las joyerías, los lugares de ocio y nuestro querido Bañón, especialista en la mas fina bisuteria. Al atardecer, todo cambiaba, hasta la gente era diferente: salia de sus casas, arreglada con primor, luciendo sus mejores galas, que seguro, eran las reservadas para los jueves y domingos.

¿Que queda de todo aquello? La plaza del Ayuntamiento, como la llaman ahora, era un auténtico hervidero: tenía vida propia, ya fueran las 8 de la mañana o de la tarde, o la madrugada, no se paraba más que tan solo unas dos horas aproximadamente. La plaza, era el centro de la vida social y cultural de Valencia. No solo llegaban autobuses, taxis y vehículos particulares, sino que toda una serie de servicios estaban abiertos para el ciudadano que los necesitara. Alrededor cines, teatros, salas de fiestas, tiendas y comercios de todas las categorías, hoteles, los primeros grandes almacenes: casa Gil, Lanas Aragón y Adémar, que junto a Hogar Complet, fueron los pioneros, al igual que Galerías Todo y Gay.

Ahora dicen que comienza el concurso de ideas. La primera que les propongo: cambiarle el nombre. Por su forma, estructura y colorido actual, yo le pondría la Plaza del Caldo con Pimentón. Es un nombre sugerente, distinto, colorido y evocador. Para los nostálgicos del ligoteo caldoso, es un homenaje y recuerdo ideal. Para los nuevos progres, una denominación llena de “rojerío socarrón valenciano”. Esa plaza, en la que en cada pedazo vemos un asfaltado, ese colorido, que más parece la Plaza Roja de Moscu, que un espacio de la nueva ciudad de Valencia. Vamos a rendir homenaje al pimentón, y les propongo otra idea: ¿por que con ese espíritu tan ecológico que nos caracteriza, no colocamos un monumento al Pimentón de la Vera? Así el caldo nos saldría mas gustoso. También quedaría muy hermoso, un monumento al “puchero” que es el contenedor dónde se realiza el caldo.

Por cierto, ¿dónde van a colocar los hermosos maceteros con los que nos sorprendieron semanas atrás? ¿Les han puesto ya el pitorro correspondiente para que las aguas de riego circulen bien?

Se ha cometido un gran crimen con éste diseño tan original de la plaza del caldo con pimentón. Nos hemos cargado el comercio tradicional valenciano. Hemos acabado de destruir la vida de la Plaza y sus aledaños. Estamos contribuyendo al cierre masivo de negocios tradicionales de toda la vida, así como de comercios e instituciones. Estamos rompiendo la Plaza, solo por el mero capricho de un gobierno municipal que no consensúa sus decisiones con todos los agentes que participan en las mismas.

Si todo va peatonalizado, ¿como se va a acceder por ejemplo a la caja fuerte del Banco de España o a la oficina central de Correos? ¿Como van a llenar de mercancías los comercios y grandes almacenes? ¿Cómo vamos a acceder a los hoteles, no solo los de la plaza sino los que la circundan? ¿Y la carga y descarga de productos para restaurantes, bares, cafeterías, comercios de todo tipo? ¿Y como vamos a poder acceder a seguir disfrutando de la Plaza?

Luego esta el tema del autobús lanzadera. Un transporte público de éstas características, suele pasar cada minuto y medio, dando el mejor de los servicios al ciudadano. ¿Dónde tiene las paradas? ¿Se ha pensado que debe detenerse en las puertas de los hoteles, residencias, pensiones y restaurantes? ¿Que tipo de combustible utiliza? ¿Es contaminante o es un híbrido? Son preguntas lógicas que nos hacemos los ciudadanos.

Pensemos en lo que les he dicho: cambien el nombre por favor, que el propuesto, es totalmente original: la Plaza del Caldo con Pimentón.

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