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En una época marcada por el individualismo y la indiferencia, tenemos que activar el encuentro y no el encontronazo, la comunión en la unión de vínculos y no la división, la amistad y no la enemistad entre pueblos, que lo único que genera es rencor y miedo en los pulsos.
Ese gesto que tanto no emociona y que conocemos como abrazo es un acto terapéutico de un valor inmenso. Tiene efectos físicos y psicológicos. Es algo que, a pesar de su valor, solemos ignorar y a menudo solemos dejar de lado. ¿Quién no ha sentido los efectos reconfortantes de ese abrazo en un determinado momento de nuestras vidas?
Conocí a Beto Rubio (Adalberto Rubio Torres) cuando fue co conductor, al lado de mi amiga Lydia Ruíz Flores, del programa Dar de sí, una producción vía streaming –Sabersinfin.com. 2012– enfocada en divulgar las actividades de los clubes Rotarios de Puebla, su filosofía y los alcances internacionales de esta organización filantrópica.
En Perú, la Presidenta del Congreso Maricarmen Alva (conocida como "Malcricarmen" por su constante prepotencia y malas costumbres), junto con todos los congresistas que se habían reunido el 9 de febrero para preparar un golpe de Estado vía vacancia presidencial, apareció ante la TV mostrando un tono muy conciliador. Al final ella y Waldemar Cerrón, el jefe del oficialista Perú Libre (la misma que le promovió para que sea el nuevo Premier), terminaron muy abrazaditos.
Se acabó la sesión, dulce adiós a mis versos torcidos, sentencia de tus besos muertos.
El abecedario de contaminantes es diverso y variado, siempre lo ha sido, sólo hay que mirar el pasado pero no para vivir únicamente de sus avances, sino para encontrar esas respuestas adecuadas a los problemas, en orden a afrontar y superar los retos de la historia, sin perder el sentido humanitario y la orientación adecuada.
Soy muy poco besucón, pero, sin embargo, soy un ferviente defensor del abrazo.
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