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Siempre es noticia de la buena letra literaria –aunque no estruendosa- en el mundo literario la edición de un nuevo libro de Morales Lomas. Incansable y preciso en el abierto mundo de la creación literaria, el ensayo variado o la poesía.
A pesar del confinamiento universal son tantas las urgencias que hay que pensar entre sobresaltos y reflexionar, si se puede, aprovechando algún recodo de la incertidumbre. Sin embargo es necesario e imprescindible intentarlo, pensar y reflexionar al tiempo que hacemos camino al andar, como dijera el inolvidable Antonio Machado, aunque sea tropezando en la misma piedra.
La esperanza apostó por la transformación social y cultural del país, pese a todos los errores que se puedan achacar a la República, fue un gran pulso histórico por lo más granado de nuestros pensadores que, tras la derrota, desde la distancia vivió la larga y oscura noche siniestra que oscureció nuestra geografía.Se puede uno pasar media vida haciendo cálculos para salir delante, engañando al prójimo como a ti mismo, haciendo crucigramas o recitando la Ilíada cuando de pronto, rueda de las alturas una carambola de esas que la vida deja caer de vez en cuando gracias a la despensa de la memoria.
El mundo requiere de más humanidad entre sus moradores. Nuestro gran tormento en el camino proviene muchas veces de ese sentimiento de soledad, pues somos seres que necesitamos compartir y vivir en compañía, mayormente a la hora de enfrentarnos a una realidad dolorosa.
Todos tenemos un horizonte que abrazar, un camino que recorrer, con una visión de unidad y de respeto entre todos. Para empezar, es difícil hacer el bien sin amarnos. Por desgracia, somos una sociedad contaminada por la mentira, que ha perdido el corazón y se ha deshumanizado. Los aires de la hipocresía nos han dejado sin alma.
Junto a tantos otros refugiados republicanos, Antonio Machado cruzó hace ochenta años la frontera francesa hacia el exilio, pero su ser poético aguarda, año a tras año, la venida de la primavera.
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