En Cataluña fue tristemente famoso un tal Laurentic y los siniestros Martí, el teniente coronel Uribarri y el siniestro Walter, un experto en las torturas más sofisticadas.Nos preguntamos si, todos estos juicios que se les achacan a Franco y a sus militares; dado que se habla de la anulación de todos los celebrados durante la “pretendida” revancha del general Franco; ahora, pasados los años, cuando los socialistas y resto de las izquierdas quieren que sean declarados nulos ¿Van también a exonerar de sus atrocidades a todos estos que cometieron semejantes crímenes probados hasta la saciedad y con el testimonio acusatorio de todos aquellos que lograron sobrevivir, unos pocos, o de las confesiones de testigos y, algunos, reconocidos por los propios inculpados, seres aberrante donde los hubiere, que disfrutaban de explicar el gusto que les daba el causar mal a cualquier persona que cayera en sus manos criminales.Lo chocante del caso es que muchas de estas revisiones, que ahora se proponen que se hagan, de expedientes de personas que fueron condenadas por crímenes cometidos en contra de personas indefensas y que no participaron directamente en la guerra mediante su presencia en los frentes de combate, las hacen familiares que, con toda seguridad, dado el odio que se percibe en estas gentes que siguen los pasos de sus ancestros, seguramente, si tuvieran ocasión de repetir las “hazañas” de aquellos que fueron juzgados en tribunales franquistas, lo volverían a hacer sin el menor escrúpulo, pese a que los años transcurridos y las pocas personas que sobrevivieron a aquellos tiempos (cada vez menos) hace suponer que, los que reclaman venganza o la recuperación de la “honra” de sus parientes, son personas de la tercera generación desde que aquellos trágicos sucesos tuvieron lugar.