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“Soy una persona súper tranquila, pero con una gota de alcohol insulto y lastimo a la gente que amo y necesito dejar de hacer eso me está destruyendo”, decía una persona para quien era prácticamente imposible eliminar la agresividad sin dejar de tomar alcohol.
Todo depende de todo, hasta nuestra propia energía está en manos de la salud del planeta; por cierto, bastante aquejado de nuestro modo de actuar. Lo nefasto es que aún no enmendemos la locura que nos demuele. Proseguimos destruyendo la diversidad biológica, echando abajo los bosques naturales, contaminando las aguas, el suelo y el aire, arruinando zonas húmedas, después de tantos años advirtiéndonoslo la propia naturaleza a través del cambio climático.
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