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Su ingesta parece ser particularmente importante en el caso de la B9, también conocida como ácido fólico, cuyos niveles deben ser los adecuados desde las primeras semanas del embarazo; es decir, cuando la propia mujer todavía desconoce que se encuentra en estado. No en vano, es con ocasión de estas cruciales primeras semanas cuando se puede prevenir la conocida como espina bífida, que puede definirse como un fallo en el cierre del tubo neural del embrión.
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