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Emmett Till habría cumplido 82 años el 25 de julio. Pero fue asesinado cuando tenía 14 años de edad, el 28 de agosto de 1955, por dos hombres blancos que lo sacaron a rastras de la casa de su tío abuelo en la localidad de Money, estado de Misisipi, por supuestamente haberle dirigido un silbido a una mujer blanca. Los hombres golpearon y torturaron a Emmett y le dispararon en la cabeza.
Mónica Gómez es escritora y tiene un hogar multicultural: su marido es cubano, su hijo etíope y ella es gallega. Sus familiares y amigos, también, están repartidos por todo el mundo. Mónica ha escrito dos libros, Mestizos y Armonía en ocho partes, y vio la escritura como un verdadero camino cuando Isabel Allende le dijo: «Le deseo lo mejor en este extraño oficio».
Un grupo de activistas está instando a los consumidores en Estados Unidos a que se unan el día de hoy a #BlackoutDay2020. Una campaña que insta a los afroestadounidenses a no gastar dinero para visibilizar su poder económico y como medio para presionar a políticos y empresas a trabajar en la lucha para poner fin al racismo sistémico.
En Estados Unidos, la rebelión está creciendo día a día e irradia sus demandas a todo el territorio: desde Minneapolis, donde los llamados a recortar los fondos para la policía se propagan desde el lugar del asesinato de George Floyd, a ciudades en todo el país, donde se derriban monumentos de generales confederados, colonizadores y otros símbolos de la opresión.
Las protestas contra la violencia policial en Estados Unidos, que ya llevan más de dos semanas ininterrumpidas, están comenzando a generar cambios. El asesinato de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis impulsó a cientos de miles —o quizás millones— de personas a salir a las calles, para exigir justicia para Floyd y otras víctimas de la policía, así como un cambio fundamental en el sistema policial.
Cientos de miles de manifestantes salieron a las calles de Estados Unidos el fin de semana, como parte del levantamiento en todo el país contra la violencia policial y el racismo contra los afroestadounidenses. En Nueva York se produjeron protestas a gran escala en toda la ciudad y muchas de ellas continuaron hasta la noche, desafiando el toque de queda impuesto a las 20.00 horas.
“No puedo respirar” fueron las últimas palabras de George Floyd, antes de morir asesinado en prime time por un racista descerebrado de uniforme. Hace dos semanas nadie le conocía. Hoy su rostro es la primera portada global que ha desbancado al monotema. Las casualidades de la vida dicen que el año en que Floyd nació, 1973, sonaba en la radio uno de los temas más emblemáticos de otros Floyd llamados Pink.
El miércoles por la tarde, Keith Ellison, primer fiscal general afroestadounidense de Minnesota, expresó en conferencia de prensa: “Estamos aquí hoy porque George Floyd no lo está. Debería estar aquí. Debería estar vivo, pero no lo está”. Luego anunció que elevaría a asesinato en segundo grado la acusación contra el exoficial de policía de Minneapolis, Derek Chauvin, que fue separado de su cargo luego de la conmoción que generó la muerte de Floyd.
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