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Me voy a referir a una de las personas más “retorcidas” del panorama político español, andaluza para desgracia de los andaluces, expulsada sin contemplaciones como vicepresidenta del gobierno una vez que ha servido de “chica para todo” mientras le convenía al embustero y traidor Sánchez.
Confieso que nunca me hubiera imaginado que José Luis Ábalos o Iván Redondo pudieran quedar fuera, aunque la verdadera sorpresa la recibí cuando supe que Carmen Calvo también sería despojada de su cargo. De los dos primeros no tengo nada que decir. Sin embargo, que Carmen Calvo no siga ocupando el puesto de tan alta responsabilidad como el que tenía no alcanzo a entenderlo.
En tertulia, comentábamos la manipulación subvencionada de una parte de la prensa sobre la manifestación en la Plaza de Colón, contra los indultos del Gobierno a los condenados por el golpe de Estado en Cataluña en otoño de 2017. A la vista, los ltitulares de periódicos.
Cataluña, señores, puede ser, a la vez, el soporte y la penicilina política para que Pedro Sánchez se mantenga durante toda esta legislatura en el poder, llevando a término su política de descomposición de los valores tradicionales de la nación española, su objetivo de darles a los catalanes la independencia, que llevan años solicitando o permitiendo, a este renaciente comunismo importado de Hispano América.
Ya advertí hacia el final del segundo acto y en mi último artículo sobre “Mi reflexión electoral”, que la campaña se iba a convertir en la madre de todas las batallas y que sus prolegómenos anunciaban una lluvia de lodo y cenizas que, como se ha visto, además de dejar petrificados a algunos candidatos, ha provocado una explosión y estampida de votos que han buscado refugio en la ciudad abierta, acogedora y libre que es Madrid, de la mano de Isabel Ayuso.
Oímos estos días cómo personas, entendemos intelectualmente formadas, “BARBOTEAN” palabras en voz baja, de forma entrecortada y confusa (como que no quieren que se les oiga).
‘Melonada’, coloquialmente, torpeza, tontería o dislate. También dicho o hecho torpe, tonto o disparatado. Referido a Carmen Calvo, podría ser, sólo y en su favor, una torpeza. Pero entrecomillada, la torpeza excede al dislate y se convierte en ‘tontería’. Una tontería, que bajo un examen piadoso tiene dos aspectos. Veámoslos con preguntas que aclaran lo que hay entre comillas:
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