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Cambiando un poco el refrán, podríamos decir que la primavera, el cuero cabelludo altera. Y es que los picores, la sequedad, el exceso de sebo o las escamas son habituales cuando entramos en esta estación del año. La clave está en limpiarlo, nutrirlo y equilibrarlo para evitar problemas como la caspa, la irritación y la caída capilar.
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