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Que el año 2021 ha sido un año gafe no creo que haya nadie que se atreva a desmentirlo. Empezamos mal, pero estamos terminando peor, sin que nos quede el recurso, manido y conformista, de aquellos que juegan a la lotería navideña y como sucede a este cronista, no han sacado ni el reintegro, de hacer aquel comentario conformista: “al menos tenemos salud”.
Las derechas españolas ya se han quitado la careta, ya no hace falta distinguir entre derecha extrema y extrema derecha. Partido Popular, Vox y los restos del naufragio de Ciudadanos van al unísono contra Pedro Sánchez al que acusan de usurpador, es natural, esta derecha montaraz que nos toca sufrir no está acostumbrada a perder elecciones.
No se puede esperar más. La defensa de los niños en Cataluña es urgente y hasta los jugueteros muestran su enfado por la burda manipulación que hace al efecto el ministro de Consumo, Alberto Garzón. Sabido es que el Gobierno «Frankenstein» se ha desentendido de los problemas de represión que practica el independentismo catalán, las amenazas a las familias y la persecución a todo lo español, incluidas las instituciones y las tradiciones.
Sin duda alguna, en España, tenemos la rara y desagradable costumbre de tirarnos piedras sobre nuestro propio tejado. Lo hemos hecho cada vez que hemos tenido la ocasión de mejorar nuestra situación nacional e internacional. Ya lo hicimos cuando el descubrimiento de América con las grandes remesas de oro que íbamos recibiendo del nuevo continente, malgastadas por nuestros reyes en cruentas e innecesarias guerras con nuestros países vecinos.
Hoy no puedo ser condescendiente con lo que pasa en Cataluña. Siempre que he escrito sobre esta región española he procurado hacerlo con la mayor ecuanimidad, a la vez que, con verdad y dureza, como suele ser mi costumbre. Hoy tengo que ser beligerante con unas gentes que no merecen el título de personas, porque son verdaderos animales.
No hay peor ciego que quien no quiere ver. Este dicho de nuestra lengua se puede aplicar con toda propiedad a los catalanes, la mayoría de ellos independentistas que rehúsan emplear la lengua oficial del Estado, que, según nuestra Constitución, es el Español. El sañudo y desmesurado ataque que en esa región está sufriendo nuestra lengua se manifiesta a todos los niveles, no solo en eldela enseñanza,sino en el resto de las actividades de los ciudadanos.
En España, señores, hemos entrado de lleno en la época de los despropósitos gubernamentales, a precio de saldo. Parece ser que todo lo que se está organizando en esta nefasta etapa de entreguismo del país a quienes tienen el propósito de llevarlo al desguace, tiene un componente encaminado a trastocar los valores tradicionales de los que hemos gozado durante años.
Rúpits es una banda musical formada en el 2014. Ahora presentan su tercer disco, “Imaginari”. La banda está formada por seis chicos entre los 24 y los 33 años.
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