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Adolfo Bonilla y San Martín en un prólogo a un libro de artículos de Mariano de Cavía, indica que existen dos tipos o clases de críticos los de luz y los de sangre. Los de luz llevaban cirios o velas encendidos, los de sangre llevaban el torso desnudo de cintura hacia arriba, flagelándose o disciplinándose, copiando e imitando de aquel fragmento del Evangelio, que al Ecce Homo, lo ataron a la columna, y, le pegaron cuarenta latigazos…
He venido observando, discurriendo desde hace muchos años, que la literatura y las artes están estancadas, pero, ellas siempre van buscando nuevos horizontes, nunca aterrizan ni aterrizarán por esto. Existen muchos escritores en el mundo que se han dedicado a escribir libros, pero no se ve ningún aporte al desarrollo de la cultura.
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