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Los pies soportan tu peso durante todo el día, sin duda se merecen un descanso. Al acabar el día puedes recompensarlos con un baño de agua caliente con aceites esenciales, sal gruesa o vinagre de manzana. Otra forma de recompensarlos son los geles fríos que reducen el cansancio y la tensión y proporcionan una agradable sensación de frescor. Es recomendable no tener los pies en remojo por más de media hora y sobre todo, secarlos muy bien después del baño para evitar hongos.
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