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A mediados de Octubre de 1998, una reducida comitiva de funcionarios y judiciales ingresaron a una clínica londinense para arrestar a un octogenario convaleciente de una cirugía allí internado. Cuando notificaron que el enfermo estaba bajo arresto, un guardaespaldas intentó reaccionar, pero un inspector de Scotland Yard lo desarmó en una fracción de segundo y sus subordinados lo inmovilizaron.
Creo que lleva toda la razón Don Pedro Sánchez. Los diccionarios recogen, en la primera acepción de esta frase, lo siguiente: Ser recordado [un acontecimiento, un hecho o una persona] por su gran importancia o por su carácter único. Más bien… por lo segundo. El Señor Sánchez es único e irrepetible. ¡Por cuántas cosas pasará a la historia!
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