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El retroceso, un tanto sorprendente, que sufrieron los rendimientos de los bonos estadounidenses la semana pasada junto a unos datos económicos muy fuertes impulsaron en líneas generales a los activos considerados de riesgo, incluyendo las commodities, las acciones y el crédito. Como era de esperar, esto no fue favorable para el dólar, que se depreció frente a todas las demás divisas del G10 y las principales monedas de los mercados emergentes.
La venta de bonos estadounidenses ha disminuido y los rendimientos de los bonos del Tesoro parecen estar por ahora limitados en un rango, con la rentabilidad a 10 años oscilando entre el 1,60% y el 1,75%. El dólar ha tenido una semana irregular, retrocediendo frente a todas las divisas del G10.
En una semana más corta de lo habitual por los festivos de Semana Santa, los activos de riesgo han seguido subiendo -encabezados por las acciones estadounidenses- ignorando la clara tendencia alcista a nivel mundial de los tipos. El sólido informe de nóminas en EE.UU. no ayudó al dólar, que se depreció frente a todas las demás divisas del G10. Las monedas de los mercados emergentes, encabezadas por la lira turca, han seguido la misma tendencia, aunque casi todas las principales lograron registrar ganancias superiores al 1% durante la semana.
Antes del auge de los bancos centrales (nacionalismo monetario), el mundo estaba dominado por áreas monetarias unificadas, o bloques, el mayor de los cuales era el bloque de esterlina. Ya en 1937, el gran economista austriaco y ganador del Premio Nobel, Friedrich von Hayek, advirtió que la moda del banco central, si continuaba, conduciría al caos monetario y a la expansión de las crisis bancarias.
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