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Dicen que el alpujarreño Natalio Rivas fue el último de los caciques. Abogado, juez y académico, ocupó todo tipo de cargos políticos (presidente de diputación, concejal, teniente de alcalde, director general, subsecretario, ministro, diputado y procurador en Cortes en el franquismo) y algunos de ellos en diversas ocasiones.
La Administración paralela en Andalucía generó una corriente de desconfianza hacia el PSOE-A. Se sabía que funcionaba el dedo, el sectarismo, la tropelía y la mala, pero había que callar por si los políticos de izquierdas tomaban represalias. Tan grande se hizo la bola con el tiempo que acabó por explotar, a la vez que llovieron las denuncias de perjudicados.
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