La Administración paralela en Andalucía generó una corriente de desconfianza hacia el PSOE-A. Se sabía que funcionaba el dedo, el sectarismo, la tropelía y la mala, pero había que callar por si los políticos de izquierdas tomaban represalias. Tan grande se hizo la bola con el tiempo que acabó por explotar, a la vez que llovieron las denuncias de perjudicados. La FAFFE (Fundación Andaluza para el Fondo de la Formación y el Empleo) se convirtió en una de las mayores fuentes de corrupción de Andalucía y de clientelismo del socialismo de pajarita. Hoy, Juanma Moreno, no sabe cómo afrontar las chapuzas heredadas y la ‘Sultana’ se marchará al Senado olvidándose de todas sus corruptelas. ¿Se acuerdan de aquellos miles de millones de euros que desaparecieron? Pues así todo.
Ahora, la FAFFE es un problemón. Mucha culpa tuvo la actual ministra de Hacienda, considerada en Andalucía como corrupta de pies a cabeza y, en profundidad, hasta las trancas. Acabará pagando las fechorías. No hay más que esperar sentado en el quicio de la puerta. Lo de la FAFFE requiere una solución a corto plazo y la más acertada es mandar a su casa a todos los ‘angelitos’ que fueron colocados sin méritos, ni igualdad ni capacidad.
Dudo que puedan devolver el dinero ennegrecido que han recibido. El pueblo andaluz lo agradecerá y pondrá cara a malhechores, sinvergüenzas, socialistas de albañal y catedráticos de la estupidez sectaria. Tengo mis dudas respecto a que la conocida como “derechita cobarde” se atreva a hincar el diente a ese tipo de despido. Ahora salen algunos con que hay derechos adquiridos: pues ya saben, si el corruptor y el corrompido adquieren derechos…
Comparto plenamente la visión del Partido Popular de Andalucía en el sentido de que “ningún extrabajador de la extinta FAFFE que accedió a ella de manera irregular debe mantenerse vinculado a la Administración autonómica”. Dentro del PP hay muchas sensibilidades, lo que supone un problema más para el nulo liderazgo que representa Pablo Casado y que empieza a presuponérsele al presidente andaluz, Juan Manuel Moreno. Otros hablan de estudiar puntualmente cada caso; es decir, alargarlo en el tiempo hasta que prescriba.
Todos los presidentes andaluces y los consejeros implicados tienen mucho que decir y otro tanto que callar. Ya verán como la “Susi” se va al Senado y, si te he visto, no me acuerdo. Hay gente entre los más de 1.500 caraduras que entraron a la FAFFE por la dedocracia socialista del sectarismo andaluz que no han acudido ni un solo día a su puesto de trabajo.
Juan Manuel Moreno tiene que poner orden en ese caos cuanto antes. Se juega las próximas elecciones, pero ya están empezando algunos a tocar los bemoles, como el todavía vicepresidente de la Junta, Juan Marín: “La Junta no va a poner a nadie en la calle que tenga un derecho adquirido”. Ya lo leen: derecho adquirido, a pesar de haber dañado a otros miles de ciudadanos andaluces. Sigo pensando que esta generación de políticos es incorregible. Ahora, a esperar a los informes de los servicios jurídicos para ver qué se puede hacer en ese ‘totum revolutum’. No es ético que esa gente siga vinculada a la Junta de Andalucía. Claro que, como decía un político andaluz de la izquierda, aprovechando un chiste, lo mejor es “vincularlos a los prostíbulos donde algunos altos cargos ejercían sus funciones y satisfacían sus bajos instintos”.
Sea cual sea la solución, al gobierno andaluz le va a costar dinero echarlos. Al tiempo. A la vista de tanto despropósito ¿cómo calificarían ustedes al PSOE andaluz, además de sectario, corrupto y ladrón? Sobran las adjetivaciones, tanto las calificativas como las descalificativas.
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