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Decir que las pensiones es materia sensible no es nuevo, y no trato de ser original, sino de plantear cómo se ha venido utilizando lo relativo a las pensiones como motivo de bronca permanente, una bronca a muchos niveles y donde los gobiernos han utilizado a los pensionistas y a las pensiones en función de elementos e intereses, siendo el fundamental el del “chantaje político”, con el consabido déficit crónico de la Seguridad Social.
Hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre un fenómeno inquietante para la sociedad occidental actual: la agresividad política parece correlacionarse, en ciertos casos, con un aumento de la popularidad de algunos líderes. Este acontecimiento desafía las concepciones tradicionales de la política como espacio de diálogo, negociación y consenso, y plantea interrogantes fundamentales sobre la naturaleza del poder y la ciudadanía.
Qué tiempos aquellos de la burbuja, de la gomina, y de la construcción, en los que los nuevos y fulgurantes ricos entretenían al personal mientras los auténticos poderosos de siempre, los de herencia y colegio inglés, disfrutaban las playas de tantos y tantos paraísos.
Las masas nunca se han revelado, porque ese trabajo corresponde a las elites surgidas para la ocasión, pero el hecho es hay que mantenerlas entretenidas, simplemente para que no se alboroten. En la era de la información manipulada, para entretenerlas simplemente hay que ofrecer espectáculo. La política toma nota de que para continuar con la fábula de la democracia hay que tener al votante permanente entretenido y es esta la función que asume el espectáculo político.
Da la impresión que la humildad en la política es un pecado para los cristianos, un error para los demás. Aquí siempre es quién la dice más fuerte, o quién hace más ruido para ser noticia y salir en los medios, y todo por un titular, por unos minutos en los telediarios e informativos. En esta olimpiada del “ego” la batalla por la medalla de oro, en nuestro país, está muy competida.
Un equipo del Instituto Universitario Valenciano de Investigación en Inteligencia Artificial (VRAIN) de la Universitat Politècnica de València (UPV) ha desarrollado una metodología con un sistema de inteligencia artificial modular que es capaz de identificar con una mayor precisión la ironía, la crítica mordaz o el sarcasmo para detectar cuándo el lenguaje político cruza el umbral de la toxicidad.
Con el triunfo del capitalismo burgués, el estado nobiliario donde se refugiaban los selectos de otras épocas, cedió su lugar al ciudadano común, pero la democracia instrumental, en virtud de la representación, pasó a ser la nueva fábrica de elites políticas alimentada por los partidos.
¡Vaya hábito se perdió cuando se prohibió decir la verdad de las cosas! Hubiéramos avanzado más con una dosis de verdad, que con todos estos años de mentiras disueltas en la olla de la irresponsabilidad política. ¡Con lo fácil que hubiera sido decir que hasta aquí podemos llegar! Pero claro, eso no resulta muy atractivo y es mejor seguir generando expectativas desmedidas.
Ser aforado significa que una persona tiene un fuero especial en cuanto a dónde y cómo puede ser juzgada. Tradicionalmente, este privilegio se ha reservado para altos cargos de la política y la judicatura, con el fin de proteger la independencia de sus funciones y decisiones frente a posibles acusaciones o influencias indebidas. Se estima que existen unos 18.000 aforados en España, incluyendo a miembros del Gobierno, diputados y senadores, así como jueces y fiscales.
La debilidad de la democracia está en su propia esencia, pues defiende la libertad de pensamiento y de expresión del mismo como forma de establecer relaciones beneficiosas para la propia sociedad; más he aquí que, aquellos sujetos enemigos de la democracia, al amparo de los privilegios que le otorga esa libertad, la van dinamitando mediante la propia descalificación del sistema.
Siempre he sido curioso. Está muy bien analizar el porqué de las cosas que cada día ocurren a nuestro alrededor, y ya desde que era un niño me preguntaba cómo es posible que un hombre pueda caminar sobre un cable, o que un barco navegue sin hundirse como si pesase lo mismo que el corcho de una botella de vino.
Cada día veo más necesaria la puesta en práctica de la moraleja que se desprende de esta fábula.Sabemos que las fábulas son dichos cortos que pretenden transmitir una enseñanza moral, basándose en actos y actitudes de los animales fácilmente asimilables a los seres humanos. En este caso el fabulista escenificaba las vicisitudes de dos burros que se encontraban atados entre sí.
La corrupción es una enfermedad endémica en la humanidad. El virus de la dolencia se inoculó en el momento en que Adán, el primer hombre de quien todos procedemos, comió el fruto del árbol que el Creador le había prohibido comer. Su desobediencia se conoce como pecado. Como el pulpo, tiene muchos tentáculos. Uno de ellos es la corrupción que nos saca de quicio.
Parece que algunos personajes políticos de actualidad están por la labor de imponer cierto control de los gastos estatales, con lo que la política 'woke', es decir, la del despilfarro, ya no es única, como hasta hace poco tiempo. Tratando de poner límites al gasto público, de lo que se trata es de aliviar al imperio americano de las cargas económicas que le han echado encima.
Los mayores hemos tenido la suerte de conocer las famosas “tiendas del pueblo”. En ellas se vendía de todo... se cuidaba con todo respeto la libreta de “fiar”. Todos sabían lo de la famosa libreta, pero nadie la conocía... En esas “tiendas del pueblo” entraban todos los apellidos, no existían las “clases”. Las realidades vividas años atrás habían unido sentimientos y habían generado realismo...
En la tierra de las encinas y los cielos abiertos, una realidad silenciosa pero contundente está cobrando fuerza: las familias monoparentales. En Extremadura, ya suman 44.000 hogares bajo esta tipología, según los últimos datos de la Encuesta Continua de Hogares (ECH) del Instituto Nacional de Estadística.
Son las cinco de la madrugada. Me despierto con mi libro bajo el brazo, me quedé dormido, serían las doce de la noche. Abro mis ojos contemplando los millones de personas que no tuvieron la posibilidad de contemplar la “vida” más allá de los ochenta. Murieron mucho antes, mejor dicho fueron eliminados sin ningún sentido... caprichos de la política, de los políticos, de la cobardía de los agradecidos.
Nos toca vivir una grave crisis d liderazgo político. Vayamos a donde vayamos descubrimos que los políticos no abordan los problemas que tienen que tratarse urgentemente. La burocracia que se ha implantado no permite hacerlo y la desidia les impide mover un dedo para eliminarla. Los políticos que las urnas han favorecido se parecen a cotorras.
No tiene mala fama el hábito de actuar o pensar con parcialidad en los últimos tiempos. Se exhibe incluso, y se ejecuta, sin menoscabo de la autoestima y sin perder un ápice de prestigio. Los que venimos de otros tiempos, en los que la imparcialidad era virtud de cualquiera y finalidad de todo funcionario, nos sentimos extrañados.
Cuando se habla de cultura se piensa en un elemento meramente académico que nada tiene que ver con la labor pedestre y enfangada de la política. En casos se acepta una relación entre cultura y política, pero en la que prima aquella. Quizás porque la idea de civilización narcotiza tanto que permite aceptar que una sociedad civilizada realice actos incivilizados (como bendecir tanques). Siempre surge la excusa de la necesidad.
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