Parece que algunos personajes políticos de actualidad están por la labor de imponer cierto control de los gastos estatales, con lo que la política 'woke', es decir, la del despilfarro, ya no es única, como hasta hace poco tiempo. Tratando de poner límites al gasto público, de lo que se trata es de aliviar al imperio americano de las cargas económicas que le han echado encima, pero no hay que pensar que el modelo pueda estar diseñado para ser exportado a las colonias europeas, ampliamente nutridas de lo del despierta. El favor de la elite tecnológica parece inclinarse por la motosierra, al menos de momento, como haciendo creer que los Estados tienen que mirar por los intereses de sus respectivos ciudadanos y no dar de comer a los foráneos, lo que es simple retórica.
Visto en el terreno del juego mediático, en el que ocupa mucho espacio la política y donde todo es espectáculo, la política 'woke', que es un filón de noticias, ahora se viene a complementar con las que aporta la motosierra, de manera que un mayor entretenimiento de las gentes está servido, y es de eso de lo que se trata. Todo ello sin olvidar la alta política de los verdaderos artífices políticos que, más allá de las políticas de titulares, solo atiende a la mejora de los intereses del capitalismo.
Si, como se decía, lo de la motosierra viene bien, además de para jugar a la apariencia, parar sanear económicamente al imperio temporalmente y pretender restablecer la primacía del Estado imperial, solo se trata de un cambio de estrategia pasajera, con un elevado contenido festivo, del que se autoexcluyen los demás Estados. Basta mirar el panorama de las colonias europeas, que se muestran contrarias a dejar de practicar la política 'woke', porque se han declarado fieles a este modelo —dado que ofrece amplias perspectivas de voto— y especialmente ayudan a cumplir fielmente el mandato del gran capital. Aunque sea para mayor gloria del mercado y desastre de los Estados. A lo que hay que añadir la tasa que los ciudadanos comunes están obligados a pagar para que los grupos favorecidos se coloquen por delante de ellos y los recién llegados acaben desplazándoles.
A la vista de sus virtudes políticas y comerciales, en tanto el voto y el mercado sean dos pilares de la política 'woke', superará a la motosierra en interés político, por lo que su desaparición no es posible. Sin embargo, los que mandan ahora, y precisamente por eso, avalan la política de la motosierra por interés en lo suyo, mientras en un plano general se contempla solo como medio para animar el juego político con escasas posibilidades de que otros países adopten el formato. De manera que, si antes era obligado seguir la práctica de la política 'woke' hasta en los confines del imperio, ahora se saca a escena la política de la motosierra solo para animar al panorama político de las colonias, dar que hablar a los medios y entretener a la ciudadanía.
Poner en escena ambas políticas tiene algo de interés, porque el debate mediático se anima y las gentes se involucran en las respectivas bondades de una u otra. Aunque la política se vea en términos de espectáculo, parece que supone un avance, puesto que ya hay algo sobre lo que debatir. Hasta ahora la política era única, mientras que la pluralidad política surgida contribuye al entretenimiento de las gentes.
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