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La mayoría de las veces no somos conscientes de cómo pasa el tiempo en nuestras vidas porque, de forma general, siempre estamos sumidos en una rutina constante que ocupa los días sin dejar momento alguno para la reflexión o para tomar conciencia sobre nuestra identidad reflejada en un espejo.
Espejo que miras este rostro añejado el cual lleva en su semblante las heridas y miles de caminos enredados.
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