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Ese día, el doctor Odrayab antes que llegaran sus invitados, rememoraba: el asiento continuaba vacío, y al llegar el tren que llegaba del norte, compartirlo o no, prefiero la soledad por la comodidad que representa, aunque siempre una hermosa mujer con quien pueda establecer una conversación estimulándome de futuro, esto nunca me ocurrió en más de diez años de viajar todos los días.
Chema Blanco es un escritor peculiar al que no me gustaría perder de vista. Su primer libro se sale de la línea habitual de publicación, pues es un libro de relatos que algunas personas han catalogado como erótico, y que impacta con el título, ¿Santifornication?, pero que él defiende lejos de etiquetas. Su deseo es no ser encasillado en ninguna temática concreta y sus planes futuros pasan por escribir desde teatro hasta novelas en gallego.
En una habitación inundada por el aroma de café recién hecho, Javier, un poeta de mediana edad con ojos hundidos y cabellos encanecidos, observaba los montones de papeles desperdigados sobre su escritorio. Había recibido el diagnóstico apenas unas semanas atrás: cáncer terminal.
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