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Ahora, que nuestro itinerario viviente está inmerso en la era digital, constituye un requisito previo la confianza en uno mismo, ya no sólo para la futura competitividad global, sino también para salvaguardar principios y valores como la igualdad, la democracia y el estado de derecho. No podemos caminar con esta frialdad de espíritu, en parte porque nos deshumaniza por completo.
El sentido social y moral del juramento ha sido siempre el eje del funcionamiento justo y fiable de un estado de derecho. No ser consecuente con el juramento es poner piedras en el camino e imposibilitar el recto funcionamiento de los Estamentos Sociales. Una sociedad y un Estado que consienten convertir en baladí el juramento social, comienzan a cavar su propia tumba.
Lo que corresponde es que los poderes públicos faciliten pisos con alquiler muy reducido a muchas personas que necesitan un espacio digno en el que vivir. La ocupación de las viviendas ha crecido considerablemente en los últimos años y es el resultado, en parte, de planteamientos relativistas que no respetan los derechos de los demás. Me parece bien que se haya eliminado el plazo de 48 horas para desalojar a los ocupas con un nuevo protocolo.
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