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Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, es locuaz; con memoria prodigiosa, dice lo que quiere y se entiende qué dice. A veces, como hoy presentando en Nueva Economía Fórum al presidente de la Generalitat valenciana Carlos Mazón, muestra una veta verbal dura que espanta. Sin papeles, repasando hechos y desgracias debidas a riadas y desidias en Valencia, destapó una forma de aprovechar catástrofes que cambia relatos, corrige retratos de políticos y hunde a gobiernos.
La visita del rey emérito a España ha provocado que un sector de la población y de la clase política se haya lamentado de que no haya dado ninguna explicación de su comportamiento de dudosa calidad. La justicia no investiga porque se ha cerrado el caso. Preguntado el monarca por un periodista sobre el tema, respondió: “No tengo nada que explicar”.
El protagonismo que está adquiriendo la palabra explicación en los últimos días, viene dada porque el cateto, plagiador y embustero que habita en La Moncloa, (y en manos de comunistas), después de haber fracasado en su intento -largamente sostenido- de que la Fiscalía implicara al rey Don Juan Carlos I, en algún “ilícito penal”, quiere continuar “molestando” a la Monarquía, pidiendo que el rey emérito dé explicaciones.
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