El protagonismo que está adquiriendo la palabra explicación en los últimos días, viene dada porque el cateto, plagiador y embustero que habita en La Moncloa, (y en manos de comunistas), después de haber fracasado en su intento -largamente sostenido- de que la Fiscalía implicara al rey Don Juan Carlos I, en algún “ilícito penal”, quiere continuar “molestando” a la Monarquía, pidiendo que el rey emérito dé explicaciones.
Las explicaciones se suelen dar por voluntad propia o a instancia de alguien que, con razones, o poder para ello, las solicite. Como Don Juan Carlos I ha sido investigado, contestando a las preguntas que le hayan formulado quienes tienen poder para ello, y los tribunales han emitido su veredicto, ni Sánchez ni nadie más está legitimado para exigírselo. A mayor abundamiento, Don Juan Carlos, en varias ocasiones ha pedido perdón por su conducta irregular y ha saldado con Hacienda todas sus irregularidades fiscales. En el otro platillo de la balanza, son incontables los servicios que ha prestado a España a lo largo de su reinado.
Ahora bien, el poco decente Sánchez es el que debe explicarnos a todos los españoles las trapacerías e ilegalidades cometidas desde que se dedica a la política y sobre todo desde que gobierna. Empezando por la formación de un gobierno de 22 ministros, (casi el doble que Rajoy) la mayoría inútiles, para “colocar” a los amiguetes. Por el engaño sobre elcomienzo de la pandemia (que conocían desde enero 2020) para llegar al nefasto 8M que tantos contagios provocó. Por los ilegales estados de alarma. Por con la subida de la luz que empezó en 2021 y ahora achaca a una guerra que lleva 15 días. Y que está diez veces más cara que con Rajoy. Que explique las irregularidades en la compras de mascarillas a precios de oro y sin investigar. Que explique aquella indecente “faena” de la “urna escondida tras una mampara” metiendo papeletas a espaldas de sus propios compañeros. O la forma de “colocar” a su mujer “por las buenas” y a amigos y esposas de amigos. O usar el Falcon para cualquier asunto particular y utilizar los inmuebles del Estado para su goce y disfrute, con sus amiguetes.
Estoy seguro de que jamás dará voluntariamente ninguna explicación. Pero me pregunto: ¿Habrá algún día alguien que pueda exigírselo?
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