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Los monstruos pueden impresionar o asustar. Impresionan positivamente si es positiva su acción para con el hombre, como los grandes artistas a los que se apela a su grandeza, a su gran calidad humana, a su buen hacer… Y los demás monstruos asustan si es al miedo al que apelan, y a nosotros a quienes incordian, si se ponen de acuerdo en darnos vuelcos de corazón y provocarnos repelús y malos agüeros.
La España arruinada, como novia mentirosa, recorre el mundo disfrazada de cruzada templaria. Sus huestes, banderas en ristre y armamento quijotesco, se afanan en predicar el buenísmo de los que luego, “dicen”, les darán de comer. Pólvora mojada, triunfalismo medieval, sumisión de "ejecutivo barato".
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