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Si el concepto de la moralidad entraña consideraciones complejas según las situaciones y las personas implicadas, su perfil queda pendiente de la aplicación práctica; no resulta sencillo, no, clarificar la exposición de sus características. La interpretación personal es decisiva, pero resulta insuficiente si no va acompañada de su acompañamiento en forma de las conductas adecuadas.
Mal comienzo es “apostillar” posturas políticas. Todos los partidos tienen sus “zonas” incomprendidas o mal expresadas. Ningún partido tiene derecho a “señalar”, a nadie; sí se tiene derecho a preguntar para entender y después, “decidir” Cuando digo “a nadie” quiero decir “a nadie”. Todo Partido tiene sus Estatutos. Todo Partido tiene sus interpretaciones. Todo Partido tiene sus formas. Todo Partido actúa de distinta manera.
Helia Pérez Murillo, mi compañera en las clases de interpretación, así como en las de expresión corporal, enseñaba literatura inglesa en un colegio religioso. Religiosa ella, rara avis, buen humor y mal aliento, no respondía a los cánones usuales de quien se prepara para ejercer de actor. Se anexaba a los grupúsculos más laburadores sin desestimar a los que apuntaban hacia un destino de reviente.
En esta obra Juan Diego Botto es Federico García Lorca, pero, a un tiempo, y en determinados momentos, Federico es Juan, lo que le permite al autor moverse de una época a otra con ingeniosa facilidad. El texto se vale de la excusa de la tendencia a la dispersión del personaje para engarzar anécdotas, reflexiones, discursos y confesiones en una pieza que, hecha a retales, da un resultado monolítico, indisoluble, redondo como piedra de molino, porque quien está ahí es alguien tan real, tan palpable como quien lo escucha.
El pasado 23 de noviembre acudí a la representación llevada a cabo por la compañía “La Soubrette”, “Orient Ópera Express”, y salí encandilado tras haber asistido a las interpretaciones de las dos grandes damas del bel canto que la conforman (Sara B. Viñas y Mª José Carrasco), dueto acompañado al piano por el excelente intérprete Carlos Martínez de Ibarreta.
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