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La seguridad alimentaria es una prioridad esencial en la sociedad actual, donde el foco se ha puesto en los hidrocarburos saturados de aceite mineral (MOSH) y los hidrocarburos aromáticos de aceite mineral (MOAH). Estos compuestos derivados del petróleo, que se encuentran presentes a lo largo de toda la cadena alimenticia, desde la producción hasta el consumo final, han generado preocupación debido a su potencial toxicidad y capacidad de acumularse en el sistema linfático.
La combinación de altas temperaturas, mayor exposición al sol y alteraciones en los hábitos diarios aumenta la incidencia de ciertas enfermedades. Estos cambios, junto con el aumento de la actividad de insectos y la proliferación de bacterias, hacen que el verano sea una época propicia para la aparición de algunos problemas de salud determinados.
La mayoría de la población presenta metales pesados en su organismo que pueden derivar en enfermedades graves renales, cardiovasculares, neurológicas y óseas, entre otras, según una investigación de Biosalud Day Hospital. Entre el 50% y el 70% de la población general presenta intoxicación por metales pesados y este porcentaje se eleva en quienes presentan síntomas de cansancio o dolor e inflamación persistentes.
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) advierte del peligro que las intoxicaciones alimentarias pueden causar al organismo especialmente durante el periodo estival. Las intoxicaciones alimentarias se producen con más frecuencia en verano porque las altas temperaturas favorecen el desarrollo de microorganismos. En esta época resulta también más complicado conservar los alimentos a la temperatura adecuada cuando se ingieren fuera de casa.
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