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Cuando se comenzó a hablar de una Ley de Amnistía el expresidente Aznar lanzó un mensaje a los suyos: “quien pueda actuar que actúe”. Inmediatamente una parte de jueces y fiscales se adhirieron a tan sibilina llamada a boicotear la aún nonata ley. Un grupo de fiscales del Supremo se constituyeron en punta de lanza para impedir la aplicación de la amnistía contra la opinión del Fiscal General del Estado.
Mal precedente para cualquier Gobierno que conceda el indulto porque, no más allá del día siguiente, puede encontrarse con un alzamiento social y político en toda regla. Decía un buen amigo, profesor de la Universidad de Valladolid, que “hay que tener cuidado con los libros de política; podemos morir por culpa de una errata”.
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