| ||||||||||||||||||||||
La democracia, además de un sistema político, el peor de los conocidos con excepción de todos los demás según Winston Churchill, es una forma de convivencia. En ella, los ciudadanos participan en la actividad política a través de partidos políticos, organizados con normas propias en torno a ideologías y convicciones. En ella, todos los ciudadanos tienen el derecho de participar en la vida pública.
En ocasiones es preciso intentar simplificar las argumentaciones, reducir las explicaciones a lo más elemental y entendible, con el objeto de evitar que lo que es palpablemente evidente quede enmarañado, oscurecido o difuminado al usar términos raros, excesivamente técnicos o innecesariamente complejos; de modo que no quede paladinamente expresado lo que uno intenta aclarar.
Solo he hablado una vez en mi vida con Pablo Casado. Fue el 30 de noviembre de 2014 en el plató donde se emitía el programa La Sexta Noche. Me habían invitado para debatir sobre el documento que, junto a Vicenç Navarro, habíamos entregado a Podemos para que le sirviera de referencia en la elaboración de su programa electoral.
Tuve un profesor de matemáticas durante la primaria al que admiré como ser humano más que como profesor. Fue él quien me dio la mejor lección de vida, esa a la que recurres cada vez que hablas con tus conocidos, compañeros de trabajos, familiares lejanos o vecinos. Esa lección es muy sencilla: "no hay amigos, sino cómplices".
Sé que al momento de leer el título de este artículo usted tendrá sus propias lecciones globales, realizar el ejercicio me parece acertado a fin de no dejar pasar inadvertido el cúmulo de experiencias que nos saturaron durante el año que concluye.
|